Falta nada para que estemos levantando las copas y celebrando un año que se va y meditando sobre lo que nos dejó este 2010.
Mejor andar con las expectativas bajitas cuando de años representativos se habla. Porque sino se corre el riesgo de defraudarse y la tentación en el año del bicentenario de la revolución de mayo era muy grande.
Algunos no esperaban que nada importante realmente pase y, con ese pensamiento, no se vieron defraudados, pero muchos esperaban que, mágicamente, se produjera el gran acuerdo nacional que proyecte el país hacia el futuro, eliminara las diferencias, aniquilara la corrupción, devolviera a los excluídos las oportunidades, y transformara a los dirigentes en visionarios.
Y al único que le vimos hacer magia este año fue a Harry Potter en la séptima entrega cinematográfica de la saga. Porque es sabido que poco construiremos sin esfuerzo, sin entrega, sin valor, sin pasión.
Y aunque en el estado actual de situación hay unos que son más responsables que otros, del atolladero se supone que solo saldremos el día que haya ciudadanía. Y eso se construye, no se adquiere por ósmosis ni por artes mágicas.
En ese sentido, quienes formamos parte de Primer Día nos la pasamos discutiendo durante 2010 cómo íbamos a hacer para construir ciudadanía, a través de la proposición de qué tipo de temas, a partir de qué hechos significativos de la comunidad.
Para eso fue necesario desembarazarnos de compromisos con los diferentes poderes estableciendo una agenda informativa que no repitiera mecánicamente lo que reproducen a diario otros colegas. No es que el trabajo de nuestros colegas merezca reproches (si lo merece, no seremos nosotros los encargados de hacerlo) sino que, en la búsqueda de lo nuevo, no se podía partir de lo existente.
Así fue que salimos a buscar en la comunidad a instituciones y personas que no tenían voz y cuya labor contribuye notablemente en la formación de valores. Fuimos a escuelas, a empresas, a sindicatos, a actos civicos, e infinidad de lugares más en la búsqueda de eso diferente que contribuyera a nuestra intención y a nuestros lectores.
Paralelamente, invitamos a mucha gente para que escriba, que opine, que utilice las páginas del semanario para expresar sus críticas o sus alabanzas sobre determinados hechos y situaciones de la cotidianeidad.
Y para ser honestos, no quedamos del todo satisfechos porque sentimos que allá afuera hay mucho más para contar, hay mucha más personas que retratar y destacar, y hay muchos más ejemplos para mostrar que otra comunidad es posible.
Queremos que 2011 no sea solamente el año en que votamos intendente, gobernador, presidente. Queremos que 2011 encuentre a nuestra comunidad ávida de contar mejores noticias, de narrar historias con mensajes, de cronicar cuando se padece injusticia o atropello por parte de los poderosos.
El pacto que proponemos es seguir abordando la realidad con seriedad, sin intereses mezquinos, sin acuerdos ocultos con el poder de turno, tratando la información con honestidad para que el resultado sea creíble y confiable.
Ojalá que el tercer año de Primer Día nos encuentre acompañado por quienes han confiado en nosotros, desde que vimos la luz el cinco de abril de 2009, retirando cada ejemplar obsequio que entregamos los domingos o leyéndonos a través de nuestro blog.
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Editorial: Fin de año: temporada de balances y de renovación
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