Un mundo sin adultos

“...Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen...”
                                                               Lucas 23, 34


Por: Juan Manuel García Escalada (Docente, Psicólogo Social)


El ser humano, el que se ha denominado, a sí mismo, el ser más inteligente de todas las especies, ha llegado a la luna, a las profundidades de los océanos, a las alturas máximas del planeta Tierra.
Hay estaciones espaciales orbitando el planeta, ha descifrado el Genoma humano, hace con las ondas electromagnéticas un “chiche casero”; y lo que desea desesperadamente, la  teletransportación, si no es estúpido y se elimina a sí mismo, lo logrará. Amén de su rechazo a la vejez y el desarrollo histérico de la industria de los cosméticos y de las cirugías rejuvenecedoras.
Este ser, ya no cabe dentro de sí. Su ego se ha extendido en lo inconmensurable de lo cotidiano y al mismo tiempo se ha llenado, paradójicamente, de un vacío existencial.
Un vacío cotidiano que lo hace girar en redondo intentando dar respuestas ante un tiempo donde “Todo lo sólido se desvanece en el aire”, al decir del filósofo Karl Marx.
Ya ha descubierto todo.
Lo que vendrá serán “efectos de la misma causa”. Y la velocidad de su “mirada” actual ha sacado hacia fuera, es decir, ha exteriorizado lo que siempre lo ha aterrado: su conciencia de finitud, su sinsentido de la existencia, su miedo, en definitiva, a la muerte.
No hay ejemplo más claro con lo que sucede en la economía mundial.
Sistema, inventado por el humano, para dirimir todo lo que sea “igualdad, fraternidad, libertad”; en la sociedades humanas y modelo de garantía de seguridades sociales y culturales. La realidad, por supuesto, lo desmiente.
No haya nada más seguro que la inseguridad y nada más constante que el cambio. Éste es el presente actual. Acostumbrado a replantear los problemas desde la “mirada exterior”, comienza a comprender que su capacidad de juego (neotenia) que mantiene aún en sus edades crecientes, lo ha llevado a estar “jugando” siempre; pero con la diferencia que ha trastrocado la inocencia (sabiduría del niño) por la perversidad del adulto (con su miedo).
En el planeta Tierra se explota, se discrimina, se corrompe, se miente, se asaltan y destruyen  ilusiones (deseos, esperanzas), se tiran bombas en cualquier país, se mata gente inocente (niños, mujeres, hombres); “se juega” a que el capitalismo es mejor que el socialismo y viceversa, que esta religión “contiene” mejor que la otra y que interpreta mejor la existencia humana... No son más que juegos a la manera  perversa, porque EL MUNDO ESTÁ SIN ADULTOS.
Los hombres y mujeres adultos hacen de la política un espacio de sabiduría y elevación humana, tal como lo escribieron los mejores filósofos de la historia humana, desde los griegos hasta el presente. Los adultos-niños hacen un “constructo” de lo que llaman política, y  que metamorfosean como realidades únicas.
Bien decía el psiquiatra alemán Wilhem Reich,  cuando expresó: “la civilización empezará el día en que el bienestar del recién nacido prevalezca sobre cualquier otra consideración”. Es decir, cuando la cultura social que el varón y la mujer construyan tengan a la emoción y la subjetividad  como caminos válidos para el saber y aprender, y que  se integren en la educación socio-cultural y no sean rechazados por no ser supuestamente objetivos, racionales, rigurosos y científicos. Ya los “extraterrestres” demostraron lo que se llama científico.
La economías actual, signo supuesto de soluciones totales al hombre y la mujer, no es economía PER SE, es filosofía de vida, y ésta es la que deberá encarar el humano actual. Es decir, aceptar los cambios de paradigmas y sobrevivirán los que se animen a entenderlo e intentarlo con emoción, con amor y con ADULTEZ.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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