Editorial: Buenas y malas que invitan a seguir luchando y soñando

Tan difícil resulta desprendernos del modelo capitalista que analizar un año sin números representa un desafío mayúsculo.

Primer reconocimiento: tuvimos que saltearnos una distribución gratuita de Primer Día durante los meses que tuvieron cinco domingos. ¿Por qué? Porque no lográbamos conseguir financiación para ese domingo extra sin sacrificar la distribución que se supone “ganancia” entre quienes hacemos el semanario.
La consigna fue llegar hasta fin de año sin desangrarnos, haciendo que cada uno de nuestros esfuerzos tuviera su correlato en la satisfacción de los lectores por una parte y de las familias que sostienen la redacción y la comercialización de nuestro servicio, por otro lado.
Muchos continúan preguntándose por qué no cobramos el ejemplar de los domingos y la verdad es que hay muchas respuestas a esa pregunta que sigue dando vueltas en nuestra cabeza. No es motivo de esta editorial contestar tal cosa, de modo que... ¡ojalá que podamos mantener la gratuidad en forma indefinida!.
El comienzo del año fue muy singular y puso en peligro la continuidad del proyecto porque no lográbamos despegar. Pero no desesperamos, más bien salimos a ver cómo hacíamos para mantenernos a flote con la convicción de que el semanario puede hacer un aporte interesante a la comunidad en la que está inserto: esta microrregión que compronen Jesús María, Colonia Caroya, y Sinsacate.
Por eso, aunque en los números no hicimos ¡guau!, estamos satisfechos por haber llegado a coronar nuestro segundo año con material informativo diverso, exhaustivo, en muchos casos inédito, y con el estilo que nos caracteriza.
Como en todo emprendimiento informativo, tenemos defensores y detractores, gente que nos alienta y que nos defenestra, gente que valora nuestro esfuerzo y gente que nos dese-cha, gente que nos pide crecer y ¡gente que nos quiere cortar la cabeza!. Y de esas mieles y hieles está hecha esta profesión que ejercemos principalmente por vocación pero también para darles el sustento a los nuestros.
Aunque no lo crean, hay mucha gente que no entiende esto y pretende que actuemos como sufíes hindúes o monjes budistas que pueden vivir de la contemplación. Hasta ahora, es imposible pensar que alguien pueda trabajar sin recibir una paga que le permita alimentarse, vestirse, esparcirse, educar a los suyos, pagar las tasas e impuestos, entre ese largo etcétera que supone la supervivencia hoy.
Primer Día quiere crecer, quiere incrementar la cantidad de ejemplares en la calle y mejorar su soporte de internet, quiere llegar a los barrios a los que no llega, y aspira a darles una oportunidad laboral a otros colegas.
Éste es el planteo que el semanario llevó a las principales instituciones y al sector privado durante 2010 y el que pretende seguir llevando adelante durante 2011. Nada raro, sin patoteo, sin patear puertas, sin levantar la voz, sin amenazar, sin prepotencia, y sin aprovecharse del espacio de poder que tiene un medio de comunicación independiente.
Nos respalda una trayectoria larga y una pequeña reputación, ésa que nos llevó casi 15 años construir trabajando para otros colegas y otros medios de comunicación locales.
Ustedes lectores son nuestros principales aliados. Con ustedes está nuestra principal motivación para seguir informando con dedicación y entusiasmo.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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2 comentarios:

  1. Claudio Minoldo sos un gran profesional, con todas las letras. ÉXITOS!

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  2. Felicitaciones y a seguir adelante, necesitamos este diario!!!

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