No le resultó fácil a Juan Carlos Tay convencer a Pedro Ezcurra para que redacte una historia sobre la tradicional bodega que en 2010 cumplió 80 años en Colonia Caroya. Ezcurra tenía vasta experiencia en la redacción de informes vinculados a temas agropecuarios, pero ésta sería su primera incursión en el terreno de la vitivinicultura.
Aceptado el desafío, Ezcurra trabajó cerca de tres años en la recopilación de jugosos datos que derivaron en un libro de 126 páginas y que se anuncia como la primera parte de la historia.
Para llegar al libro, el autor buceó en los libro de actas de la que fuera la mayor cooperativa vitivinícola de la zona, acudió a artículos de periódicos de la época, revisó balances de algunos ejercicios, y se apoyó en testimonios de gente que trabajó en la bodega o que oyó de sus padres hablar sobre la bodega.
La reseña comienza con una explicación sobre el cultivo de vid en Córdoba que data de la época en que los jesuitas hicieron producir sus estancias (Caroya y Jesús María, entre ellas) hasta llegar a los inmigrantes friulanos con quienes se produjo la mayor implantación de vides en la zona. Ejemplo de eso fue que en 1885, Caroya contaba con 1,4 millones de vides implantadas.
A partir del 18 de noviembre de 1830, comienza propiamente la historia de la bodega y, desde esa fecha, Ezcurra va mechando informes técnicos, empresariales, y comerciales, además de hitos relevantes.
Hay datos sobre las pedreas de 1936, 1939, y de 1976. Relatos sobre las plagas de langosta que padecieron los colonos viñateros en 1932, 1933 y 1935. En solo diez años desde su fundación, La Caroyense había pasado de procesar 250 mil kilos de uva a 4,4 millones de kilos y hasta llegar a 25 millones de litros en 1974.
Están los relatos de los anexos que se fueron construyendo en el edificio y la investigación concluye en 1977 para pasar, sobre el final de esta primera parte, a una serie de poemas alusivos al libro, donde aparecen unos poemas escritos por Gilfredo Rossotti, Elsa Venchiarutti y María Inés Benguria de Pla.
El libro de Ezcurra fue financiado por la bodega y los interesados pueden adquirirlo allí. Durante la presentación, unas 200 personas acudieron al convite formulado por los nuevos propietarios ya que la bodega constituye una porción muy importante en la vida de Caroya.
hola amigos soy de colonia caroya y vieron la rubia esa que esta sntada en primera fila bueno es mi tia y mi abuelo como el trabajo alli en el libro veran que dice en la parte que dice agradecimientos veran el nombre de amadeo visintini el padre de mi padre bueno yo soy diana visintini
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