María del Carmen, la de “Castilla”


La poesía no quiere adeptos, quiere amantes. F. García Lorca

Por: Juan Manuel García Escalada (Docente. Psicólogo Social).


“Lo poco de mi saber que les deje/ será como una promesa de eternidad/ echada al viento/ para la vida… Lo escribiré una tarde luego de la jornada/ luego de la lectura y del álgebra…
Son fragmentos de la hermosa poesía que escribió Viviana Trejo.
María del Carmen era el nombre de mi profesora de Castellano.
Cabello rubio, lacio hasta la cintura. Tenía ella, en esa época, alrededor de 27 o 28años. Brutales, inalcanzables para un alumno que había ido a estudiar a la escuela técnica Ing. Cassaffoush,  y que contaba con apenas 13 años de principiante  adolescente, en el curso de primer año.
Pero mi gusto por ella, era también, su sentir y su estética por la poesía.
Ella y la poesía me habían enamorado locamente, y era un alumno aventajado en su materia. Frente a los demás alumnos  exponía la lección y el piso-parquet se me movía de los frenesís internos cuando estaba a centímetros de ella.
Cuando me pedía que le recitase “El Grillo” de Conrado Nalé Roxlo: Yo, estudioso, atento, deferente, solícito, por gusto y además para quedar bien, me estudiaba todas las poesías.
…“Música por que sí, música vana, como la vana música del grillo, mi corazón eglógico y sencillo se ha despertado grillo esta mañana”…
Como ésta, han quedado en la memoria de mi vida muchas otras, se fueron acercando, de a una, sin prisa y sin pausa a mi cotidianeidad, porque esa profesora de la cual estaba “enamoradísimo”, comprometió nuestro ser con sabor, esencia y creatividad en el imaginario  de las palabras; donde la poesía es en definitiva la única verdad. Es el principio de todo, como el verbo.
Poesía que está en la palabra misma. Como poder de mirada cambiante y transformadora. No en vano se la banaliza dándole desvalorización productiva social, y que ha calado tanto  el menosprecio en la conceptualización colectiva, cuando se  habla sobre  poesía.
El varón la mira con soslayo creyendo que hace perder masculinidad y ella, la poesía, queda arrinconada en un simple eslogan de sentimentalismos que se pueden usar en un momento determinado.
Y cada uno de nosotros podemos hacer poesía, con la palabra escrita, con el habla: La niña que le dice a su madre que “el cielo hace muchos guiños”, cuando nombra a los relámpagos.
De la mujer analfabeta que cuenta, en una hermosa síntesis: “Como voy a extrañar  cuando me muera… es que la vida es tan bonita”.
Expresiones que desarman el andamiaje de poderes instituidos y ante ello el poder totalitario (entiéndase en lo tecnológico, económico, ideológico, político, religioso) no tiene argumentos sino la reprimenda y la represión.
Educación que hace hombres- machos, y que curiosamente esos “machos” construyen  casi la totalidad  de las canciones de amor; pero llegados a una edad dispensan esos hechos y los trastrocan por otros poderes que se creen mas valorizados por el “mercado”, el cual  niega el poder de la palabra. Se trata de matar a la palabra (con ello al otro/a) desde la banalidad seudo-emotiva e intelectual para desarmar el pensamiento, la conciencia crítica y evolutiva del ser humano.
Creo que hay que evolucionarla en la transmisión actual frente a una sociedad audiovisual y que debe tener más dinámica creativa en la enseñanza  educativa. Ya hay voces  que expresan, como lo han dicho determinados académicos de países super-desarrollados, que: “El texto es anacrónico”. Oh, My God!!!...
Mejorar la comunicación verbal en una síntesis entre lectura y oralidad, y darle  visos de imaginación a través del relato oral- visual de la palabra misma y las diversas tonalidades de la voz. La literatura  tiene que ser una aventura constante. Una expresión  innovadora  y también  un nexo que permita a los hombres acercarse, para dialogar y poder encontrar las emociones, y la riqueza de lo diferente.
Frente al desamparo social en que se ha sumido al ser humano desde los poderes económico y  políticos, la destrucción ( desde esos mismos poderes) de la palabra, impide que los ciudadanos, a través del lenguaje, puedan ir armando su identidad, la autoestima, el bienestar en lo cotidiano,  la  intimidad (que los jóvenes confunden con extimidad) y el porvenir de cada uno de ellos.
Educación es uso de la palabra, te nombro a tí (persona) con tu nombre, defino las cosas, entonces, -ellas las palabras-  permiten crear un ser humano fuerte, seguro, sano y creativo, que no dependa de nadie que los vaya a “salvar” en  esta vida de transitoriedad humana.
…“Cultivo una rosa blanca en junio como en enero para el amigo sincero que me da su mano franca. Y para el cruel que me arranca el corazón con que yo vivo. Cardo, ni ortiga cultivo. Cultivo una rosa blanca”… Escribió J. Martí.
 La poesía tiene poder cambiante y recombinante. Y ahora con la tecnología, que debería ser una hermosa aliada, se pretende obviarla, olvidarla, denostarla, pretendiendo transformarla en algo que existió y de lo que apenas quedan murmullos de lo que ella fue. Frente a este despropósito se debe seguir educando  y afirmando que sólo al ser humano lo salvará la palabra, su uso y la escritura de ella. Los indígenas guaraníes tienen para el hombre la expresión de: “Sonido de pié”.
Es la palabra andante. Toda una definición.
…Gracias a María del Carmen, aquella inolvidable profesora de Castellano.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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