Pablo Marcos Carballo dejó sus testimonio sobre cómo fue combatir en Malvinas en 1982

Hizo una presentación en el auditorio de la Sociedad Rural donde expuso sus convicciones con firmeza pero con mucho respeto al mismo tiempo. Un ejemplo de un héroe que no se la cree para nada.

La guerra es una situación extrema en la vida de una persona. Por eso llama la atención que usted irradie energía y optimismo ¿De dónde saca la fuerza después de eso?
- Soy católico, creo en Dios, trato de vivir en gracia de Dios, soy argentino, soy miembro de la fuerza aérea, mi eposa después de 43 años dice que me ama, tengo seis hijos, seis nietos, miles de amigos, y algún enemigo. Es suficiente para ser feliz.

¿Cuál es la enseñanza que nos tendría que haber dejado la guerra de Malvinas?
- Una guerra es algo terrible. No hay que desear nunca una guerra. Pero es lo único que -creo- desde la guerra de la independencia nos unió a todos en algo. Porque antes nos matábamos entre nosotros. En cambio, esta fue la primera guerra en la cual todos estuvimos unidos, más allá de algún cambio de parecer después. Pero, en general, es lo único que nos ha unido a todos en algo tremendamente argentino.

Hay lindas historietas hechas por Piglia sobre héroes como San Martín o Belgrano, pero usted también tiene la propia. ¿Piensa que la historia lo recordará como un héroe?
- Me interesa tres carajos. Para lo único que sirve eso es para aumentar la soberbia. La soberbia es el peor de los pecados... comed del árbol que sereis como dioses... y eso es lo que a uno lo tienta que a uno lo alaben mucho. A mí, lo que me interesa es que Dios me ame, que mi esposa me ame, que mis hijos me amen, y tener muchos amigos. Lo demás no sirve para nada.

Le ha tocado tripular entre 20 y 25 aviones de todo tipo ¿A cuál le tiene más cariño?
- Recién leía una poesía que se llama viejo A4. El A4 lo llevo en el alma, en el corazón. Una vez dijo alguien que hasta las 100 horas de vuelo el avión vuela al piloto, entre las 100 y las 1000 el piloto vuela al avión, después de las mil horas el piloto es el avión. Me acuerdo cuando estaba entre las nubes que éramos el avión y yo juntos que íbamos entre las nubes.

¿Hay alguno por el que tenga particular afecto?
- El 237 que fue el primer A4 que volé en mi vida porque no hay un avión de dos puestos en A4. Uno estudia, estudia y cuando dice que está listo se sube y sale. Y yo salí en el 237 que es un avión que lo llevo en el corazón. Ya no está más porque se estrelló, pero es el que llevo en el corazón.

¿Qué tenían los Skyhawks que los hacía tan especiales?
- Es el avión en el cual combatí, es el avión en el que me alcanzaron (balearon) tres veces en una oportunidad en seis lugares diferentes, es el avión que siempre me trajo de vuelta, es mi avión. Como decía El Principito en ese libro hermoso que escribió Saint Exupery ‘yo quiero mi rosa porque es mía’.

¿Qué se le puede decir a la gente?
- Hay que sentirse muy pero muy orgulloso de ser argentino en un mundo de intereses donde todavía mantenemos ideales, muy orgulloso de vivir en un país que todavía ama a Dios, que todavía ama el sentido de familia, ama el sentido de amistad, que es capaz de compartir un mate, que es capaz de hacer cosas que son del espíritu. Afuera sólo se piensa en tener.

¿Por qué eligió Córdoba para vivir?
- Córdoba es el lugar más lindo del mundo para vivir. La gente es más cálida. Acá conocí a mi mujer y me ha mostrado lo que  es ser cordobés. Tengo cuatro hijos cordobeses. He conocido todo sudamérica y cuanto más conozco más me gusta Córdoba

Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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