Entre las 8.30 y las 9.30 del pasado 3 de mayo, productores agropecuarios se interiorizaron sobre malezas resistentes o tolerantes a los agroquímicos en presentaciones que hicieron Diego Ustarroz de INTA y Federico Garat de Monsanto.
Después de ver tres casos con fotografías, los participantes del encuentro se dividieron en grupos y comenzaron a debatir acerca de qué método utilizar para barrer con esas malezas resistentes.
Vale señalar que después de aplicar durante muchísimas campañas consecutivas el glifosato, se viene observando que al menos siete malezas han desa-rrollado resistencia a ese agroquímico y, por eso, para combatirlas hay que mezclarlo con otros productos.
Lo preocupante y que surgió del debate en grupos es que al glifosato le estarían añadiendo 2,4D éster y Atrazina, dos peligrosos agroquímicos y enemigos de los cultivos de hoja ancha como frutales y hortalizas.
Es por eso que en los recientes análisis que la bodega La Caroyense envió a realizar al laboratorio de Fitopatología de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Nacional de Córdoba dieron positivo en relación a la aparición de 2,4D en plantas de vid. No sólo eso si no que descartaron que la aparición de hojas de vid deformadas, ahiladas, encrespadas y con nervaduras prominentes hayan sido provocadas por algún agente patógeno. Es decir, las plantas no estaban enfermas sino contaminadas con un producto que les ocasionó fitotoxicidad.
Lo que parecía un problema superado en la región, ha vuelto a foja cero si se comprueba que en el ataque a las malezas resistentes están utilizando esa combinación de químicos.
Pero hay algo aun más preocupante y es el silencio de las autoridades de aplicación del gobierno de Córdoba respecto de este tema. Una ley provincial, la 8820, prohibe la aplicación de los herbicidas ácido 2,4 diclorofenoxiacético en su formulación como ester, y ácido 2,4 diclorofenoxibutírico en su formulación como ester.
Esa norma prevé que la aplicación del producto se realice bajo la Dirección Técnica de una Ingeniero Agrónomo, quien deberá exigir la presentación de la autorización para realizarla.
Además, exige que el Ingeniero Agrónomo que expida la recta y realice la Dirección Técnica esté inscripto en el Registro de Asesores Fitosanitarios.
Y presupone que, en las áreas de prohibición, la tenencia por parte de los agricultores de los herbicidas 2,4D éster y 2,4DB éster, constituye presunción de utilización con fines fitosanitarios y, por lo tanto, pasibles de multa.
La ley está vigente pero no se cumple y las autoridades de aplicación omiten decir que rige la prohibición en casi todas las pedanías del Departamento Colón, y en algunas de los departamentos Totoral y Río Primero.
En la reunión del 3 de mayo estuvieron presentes el secretario de Agricultura de Córdoba, Juan Cruz Molina, y el director de Producción Agrícola, Marcos Blanda, pero ninguno de los dos hizo referencia al tema.
En una visita reciente, Molina señaló a los medios de comunicación locales que iba a estudiar la posibilidad de cambiarle la clasificación toxicológica al 2,4D éster, pero su reciente silencio cuando productores lo proponen en la mezcla para combatir malezas hace, cuando menos, poco creíble su compromiso.
Córdoba tiene que seguir liderando los procesos productivos exitosos en materia de cereales y oleaginosas, pero dentro del marco de las leyes vigentes. Cualquier acción que vaya por fuera de ellas y perjudique a otros cordobeses que producen alimentos debiera ser controlada, limitada, y castigada llegado el caso. Y con mensajes muy claros.
No entiendo... ¡están hablando de Malabrigo en la provincia de Santa Fe? en Santa Fe también está prohibido el 2-4D... qué tiene que ver la legislación cordobesa allí. favor responder a espacioapicola@gmail.com gracias
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