Crece el interés de los vecinos por la oferta comercial de la Feria Franca Camino Real

Sábado a sábado, viene aumentando la cantidad de clientes que eligen comprar productos de la zona de las propias manos de quienes los producen en nuestros pagos.

La Feria Franca Camino Real no fue producto de la improvisación ni tampoco apareción de la noche a la mañana. Fue, más bien, fruto del trabajo intenso de un grupo de productores que gestaron el espacio durante algo más de un año y con el asesoramiento del INTA y de la Subsecretaría de Agricultura Familiar de la Nación.
En septiembre del año pasado, luego de lograr que el proyecto sea declarado de interés por el Concejo Deliberante de Colonia Caroya, comenzó a funcionar en el espacio contiguo al ferrocarril que se ubica allí en la intersección de las calles Belgrano y San Martín.
Funciona todos los sábados desde las 8 hasta las 13 y ha muchos vecinos se la ha hecho costumbre llegarse hasta el lugar los sábados. “Hay un número de vecinos que prácticamente viene todos los sábados y se les ha hecho un hábito, pero también hemos sumado a gente que por ahí pasa, ve, y le llama la atención. Lo interesante es que no sólo viene gente de nuestra zona sino también gente de Sierras Chicas”, explicó Jorge Bracaccini, uno de los feriantes encargado de la comunicación,  sobre el funcionamiento de la feria.
Una de las cuestiones más salientes para que una feria franca funcione es el acuerdo entre los feriantes. Organizarse es una de las tareas más complejas, pero en el caso de Camino Real han podido avanzar en acuerdos muy interesantes.
Los cimientos de esa organización fueron construidos por cinco o seis productores que hoy forman parte de la comisión directiva y que trabajaron por el término de un año en la previa.
No resulta un dato menor señalar que la mayoría de los productos que se expenden en la feria son hechos en la zona y llegan al destinatario sin intermediarios. “Esta es una feria de productores y los productos llegan acá directamente al consumidor, con excepción de algunas frutas que no se producen acá como banana, ananá, o kiwi y que se traen aquí para que la gente no tenga que irse a otro lugar a comprarlo”, agregó Bracaccini.
Otra aclaración importante es que muchos de los productos que se venden el sábado en la feria franca también se consiguen durante la semana en otros negocios de la zona ya que los productores no han dejado de proveer a sus históricos clientes.
Además de frutas y verduras, en la feria se pueden encontrar productos de panificación dulces y salados, conservas, dulces, carne de conejo, huevos, miel. También hay feriantes que ofrecen artesanían en hierro, cuero, madera, vidrio, cestería, entre otros.
El balance desde que comenzó a funcionar la feria es positivo, según los organizadores: “La verdad es que la feria ha sobrepasado las expectativas que teníamos. Realmente, estamos todos muy satisfechos por el número de vecinos que pasan semanalmente por acá y también por la reacción que tienen hacia la feria. Nos alientan constantemente y nosotros les preguntamos sobre qué les parece.  En las asambleas mensuales hemos ajustado cosas como, por ejemplo, que los puestos de verduras se pongan de acuerdo con los precios”.
La idea para más adelante es poder sumar a nuevos feriantes y crecer. Camino Real viene recibiendo solicitudes de productores que tienen intenciones de ingresar a la feria, peticiones que se están evaluando antes de darles el visto bueno.
La feria arrancó con 18 puestos y ya está cerca de los 30 puestos. También está en el tintero añadir un puesto con productos que no sean de la región pero en cuya producción hayan participado pequeños artesanos de diferentes lugares del país.
Pero más que una experiencia narrada, la de la feria es una experiencia intersante para vivenciarla, disfrutar de un paseo, abaratar en las compras, y asegurarse calidad y origen en algunos productos.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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