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Fue Casa de la Cultura, pero la Casa Ghersi hoy está sumida en el abandono y corre riesgos de perderse

La histórica casa en la que vivió Luis Eduardo “Bichi” Moreno está deshabitada desde hace años y sin manutención, aunque forma parte del patrimonio histórico de la ciudad.

Quienes se alegraron durante el tiempo en que la Casa Ghersi fue Casa de la Cultura de Jesús María porque el señorial caserón era parte de la vida de la ciudad, ahora tienen preocupación por su futuro.
Sucede que hay cuatro partes en la sucesión de la familia Ghersi: una en Salta, otra en Estados Unidos, una con paradero desconocido desde hace 20 años, y un cuarta parte en Jesús María que es la familia que tiene la tutela de “Bichi” Moreno. A esa sucesión le pertenece la casa ubicada sobre calle Ingeniero Olmos a metros de la calle Estrada y estuvo en litigio contra el municipio durante mucho tiempo, mientras defendía los intereses de la familia Ghersi la abogada Norma Quiroga.
Hace un tiempo, la administración del histórico caserón pasó a manos del estudio de los hermanos Colombo -Sebastián, Germán, y Pía en sociedad con el contador José Miguel Piantino- y la casa tiene un cartel de alquiler, aunque el inmueble también está a la venta si hubiese un comprador.
Se trata de un inmueble cuya superficie es de 1200 metros y la parte edificada tiene alrededor de 500 metros cuadrados, pero luce deteriorado y empeora en el interior, por las humedades que se filtran desde algunos techos y por el vandalismo del que fue víctima la casa.
Esta semana, parte de la Comisión de Patrimonio Histórico de Jesús María se reunió con el abogado Germán Colombo para imponerse sobre la situación del bien y para averigüar si hubo interesados o no en alquilar o comprar.
De allí, la primera sorpresa. Hubo firmes intenciones de invertir 300 mil pesos para transformar el lugar en un pub y lomitería de una importante franquicia que se instaló, tiempo más tarde, sobre calle Tucumán. Antes, había un proyecto para instalar allí un spa urbano. Según información a la que accedió este semanario, No hubo buena recepción por parte del municipio a las propuestas.
Solamente el inmueble, por su ubicación, podría tener un valor en el mercado cercano al medio millón de pesos. Si la casa estuviese menos deteriorada, seguramente le añadiría un valor más elevado.
Cuando se formuló el relevamiento de fachadas susceptibles de ser incluidas en el patrimonio histórico, arquitectónico, y urbanístico de la ciudad, la Casa Ghersi fue añadida. Pero, el catálogo de bienes inmuebles se quedó en la mera enunciación y no tiene ningún amparo normativo que lo proteja de su eventual destrucción.
¿Mientras tanto? Una posibilidad para lograr su salvaguarda es que el Estado municipal lo expropie y se dirima en un litigio judicial su valor real.
¿Para qué querría el municipio un bien así? Probablemente, para instalar allí el Museo de la Ciudad, institución de la que carece, más allá de que tiene objetos y colecciones dignas de ser expuestas para todos los vecinos (Ejemplo: la colección Del Prato que tiene en guarda el Museo Jesuítico Nacional).
Vale recordar que, mientras estuvo bajo la órbita municipal, se desplegaron múltiples actividades e, incluso, fue elegida por varias parejas de novios para celebrar el matrimonio civil en su parque.
También podría usarse para eventos culturales, encuentros de poetas y pintores, exposición de cuadros, e incluso para algunos talleres de artes y oficios.
La otra posibilidad es que la adquiera un particular con intenciones de preservar, restaurar, y legar a las futuras generaciones parte de la historia de la comunidad en un edificio emblemático.
Tal vez parezca el berretín de un grupo de hombres y mujeres afectos a las “vejeces” de la ciudad, pero se trata de preservar la memoria para las generaciones venideras. Que los del futuro sepan cómo eran nuestros patios, nuestras galerías, cómo eran los métodos constructivos y qué representaban para la época.
Hay mucha gente que piensa que la preservación del pasado no es un acto de defensa sino de supervivencia. Que no nos borren de la memoria ni siquiera la rayuela pintada en el piso con tiza. Desde allí, desde ese reconocimiento de las raíces, se podrá pensar un futuro colectivo diferente.

Una transición hacia la nada

Durante el gobierno de Lucas Torres, el municipio de Jesús María hizo un convenio con la sucesión de la familia Ghersi para transformar la deuda que tenían en tasas y contribuciones por mejoras en un recurso para la ciudad. Así fue que se hizo el cálculo de la deuda, se le puso un precio de alquiler al inmueble y se comenzó a utilizar  el espacio como Casa de la Cultura.
Allí, por ejemplo, el Teatro Estable Municipal presentó el Maleficio de la Mariposa en la galería trasera del enorme caserón.
Fue durante el último año del gobierno de Torres que se hizo cargo del área de Cultura Ángel Díaz, Gestor Cultural que actualmente desempeña tareas para el Gobierno de Córdoba.
Y fue Díaz uno de los tantos vecinos que indagó sobre la valía del bien en términos de historia y de arquitectura. A solicitud de Primer Día, Díaz aportó algunos datos muy interesantes sobre el inmueble: “Es muy conocida por haber pertenecido (por casamiento) a un fuerte comerciante en óptica, don Moreno, padre de nuestro conciudadano “Bichi” Moreno Ghersi.  La Casa Ghersi, perteneció anteriormente a la familia Avellaneda como casa de veraneo. Estupenda construcción a dos aguas con galería en ele y salón de recibo rectangular, cuyo extremo oeste redondea su estructura”. Hoy, luce abandonada.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

3 comentarios:

  1. De cultura poco y nada queda en esta ciudad.

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  2. que raro los colombo!!! LADRONES, en cualquier momento la hacen plata. JORGE COLOMBO, LADRON

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  3. la verdad que es una verguenza.. en un tiempo esta casa pasa adueñarse jorge colombo

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