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Barómetro de la deuda social infantil


La mitad de los niños de 2 a 4 años no está escolarizada, mientras que en el nivel medio muchos adolescentes no asisten o están atrasados respecto de su edad.

Hace dos semanas se presentó el tercer informe del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia –realizado, como los anteriores, por el Departamento de Investigación Institucional de la Universidad Católica Argentina y la Fundación Arcor– y que representa un aporte al conocimiento sobre las condiciones de vida de la niñez y adolescencia en la Argentina urbana, desde una perspectiva de derechos.
El carácter imperioso de protección y fomento al desarrollo integral de niños, niñas y adolescentes ha sido reconocido por el Estado nacional en numerosos instrumentos, entre los cuales se destaca: (a) la Convención sobre los Derechos del Niño (ONU, 1989), que fue adoptada por la Argentina a través de la sanción de la ley 23.849 en 1990; (b) los compromisos asumidos por el Estado argentino frente a los Objetivos de Desarrollo para el Milenio (ONU, 2000) para el año 2015; (c) la sanción de la ley de Protección Integral de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (ley 26.061) en el 2005; (d) la sanción de la ley
de Educación Nacional (ley 26.206), en el 2006.
Durante 2007 y 2008 se presentó el Plan Nacional de Acción por los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes basada en los principios de la Convención sobre los Derechos del Niño y la ley 26.061; y se creó una nueva institucionalidad: la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia, y el Consejo Federal de Niñez, Adolescencia y Familia, como órganos rectores de las políticas de niñez de la nación y sus provincias, y base de la implementación de un sistema de protección integral a nivel nacional, así como se prevé la figura del Defensor de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes, aún no efectivizada.
Este amplio marco legal y esta nueva institucionalidad creada a partir del Plan Nacional de Acción por los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, representan importantes avances en el reconocimiento del niño como sujeto de derechos, como un ser independiente, titular de derechos propios que deben ser respetados. Asimismo, el crecimiento económico de los últimos años y su positivo impacto en las condiciones de vida de las familias mejoró las condiciones de vida material de niños, niñas y adolescentes en los estratos más pobres de la sociedad. Sin embargo, esta última tendencia parece haberse detenido, con riesgo de revertirse, y todavía las condiciones de vida del conjunto de la niñez y adolescencia se encuentran lejos del efectivo cumplimiento de lo establecido en la normativa de referencia.
Situación preocupante
Ahora bien, más allá de cualquier pronóstico, las condiciones sociales y materiales de vida de buena parte de la niñez son deficitarias en términos de acceso a las condiciones de subsistencia, habitabilidad, a-tención de la salud, calidad educativa e inclusión social.
Actualmente, 12 millones de niños, niñas y adolescentes menores de 18 años habitan la Argentina, de los cuales, 5 millones residen en situaciones de pobreza económica, lo que implica para ellos sufrir un alto riesgo de mortalidad infantil, desnutrición, hacinamiento, de-serción escolar y rezago educativo, problemas de salud física y psicológica, anomia, aislamiento y segregación social, déficit de servicios públicos básicos, entre otras injustas privaciones.
Por otra parte, la persistencia de altos niveles de deterioro social y la regresiva distribución de las oportunidades de desa-rrollo humano evidencian la presencia de factores estructurales que limitan el desarrollo infantil y el cabal cumplimiento de sus derechos. Esto parece ser la regla, incluso, en un contexto de crecimiento económico con caída del desempleo, de la pobreza y la indigencia económica. Asimismo, es conocido el hecho de que la información disponible para lograr un mejor diagnóstico de la situación y monitoreo permanente de los problemas de la infancia en la Argentina, con excepción de algunos avances sectoriales, es todavía insuficiente cuando no inconsistente.
Los datos que aportó la investigación del barómetro, referidos a menores de 0-5 años, son en extremo preocupantes: cuando se ve que en la serie de aglomerados urbanos indagados, los niveles de déficit de consumo, la percepción de hambre, el acceso al bien (comida, vestido, vivienda), se mantienen en niveles inaceptables, pese a alguna mejoría respecto a 2004.
Es casi imposible de explicar que 1 de cada 5 niños de 0 a 5 años haya experimentado hambre en un país que produce alimentos para alimentar en cantidad.
Fuente: www.uca.edu.ar
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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