
En mis dos gestiones al frente de la Municipalidad de Colonia Caroya, uno de los objetivos fue la preservación del medio ambiente y mantenimiento de nuestros queridos plátanos, que dan identidad propia a la Colonia.
Contábamos con dos asesores técnicos e infinidad de consultas a nivel nacional y en el extranjero (en oportunidad de viajar uno de ellos a Canadá y Estados Unidos de Norteamérica) sobre medidas fitosanitarias y estructurales para los mismos.
Hoy, con infinita tristeza, vemos el maltrato que están sufriendo por la falta de protección y mantenimiento, no respetando ni siquiera las ordenanzas, como la N° 626 del 6 de Agosto de 1991, en la que el concejal Marcelino Segundo Nanini puso todo su empeño y defensa para la protección de los plátanos.
Hoy, se les pega afiches, y un mayor aumento del mal: se les atan las ramas con alambres para que el propio municipio cuelgue allí en ellos bandera y bandos, en grave trasgresión a la Ordenanza 626, al artículo cuarto inciso “C”, peor aún al articulo ocho que en una parte dice: “no se permitirá sujetar pasacalles a los árboles, con alambres u otro elemento metálico que les produzca daños”, como también la falta de riego, fertilizantes, insecticidas, etc.
Así será como vamos perdiendo identidad por falta de amor a lo nuestro, lo siento como un hijo más de esta querida Colonia.
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