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Por un cambio en el modo de afrontar las drogas


Los problemas de drogas nunca aparecen aislados, normalmente se correlacionan con otros conflictos o ayudan a agravar otros problemas. Más que un problema en sí mismos, se producen en un contexto de conflictos tanto individuales como sociales.

Desde este punto de vista, lo que hoy vivimos como una crisis de droga viene acompañada de una globalización y homogeneización de los problemas, es decir, la mayoría de los países están afectados por los mismos problemas, aunque en cada país haya manifestaciones singulares y concretas.
En estas décadas, se ha extendido el consumo problemático de sustancias, por lo cual se a incrementado la necesidad de atención socio-sanitaria en este grupo social, que a su vez es muy heterogéneo, ya que si bien la problemática parece identificada socialmente con la juventud – adolescencia, los informes de los especialistas lo desmienten, haciéndolo extensivo a todas las edades.
En estos años, en la mayoría de los países, se han planteado estrategias de acción que incluyen la sensibilización de la población frente al problema. Sin embargo, el fenómeno del consumo de drogas es dinámico y cambiante y desde su eclosión hasta la actualidad, ha sufrido ciertas variaciones.
No sólo han cambiado los patrones de consumo sino que cada vez hay más oferta de sustancias para responder a la demanda de cualquier potencial usuario. La diferenciación entre países productores y consumidores se desdibuja cada vez más, entremezclándose la producción y el consumo en los mismos espacios.
El perfil de consumidor de drogas, tan presente en la memoria colectiva, ha comenzado a perder las características inicialmente tipificadas para resurgir como sujetos socialmente integrados lejos de la marginalidad. Igual ocurre con estereotipo de traficantes de drogas, cada vez más próximos en algunos países a estratos sociales acomodados y carentes de otra práctica delictiva.
El impacto del abuso es amplio en la actualidad. Puede tener efectos sustanciales en el individuo, su salud o su estilo de vida.
El coste social y personal para las personas que tienen un problema de abuso, sus amigos, familia y el impacto que tiene en las comunidades es evidente y puede ser muy destructivo. Asimismo existen costes ocultos, a menudo económicos, que se relacionan con el abuso de drogas. Estos costes incluyen el sanitario, legal, prisiones, reinserción, ausentismo laboral, baja producción laboral, etc. Los costes macrosociales se pueden observar en la desorganización, el riesgo para la democracia y el estado de derecho, etc.
Es muy difícil cuantificar las consecuencias personales, sociales y económicas del abuso de sustancias a escala internacional pero es necesario indicar que son significativas y preocupantes.
Concluyendo este marco ofrecido de un primer análisis de la problemática de manera global podemos decir que “… la cuestión de las drogodependencias dista mucho de estar resuelta y de que probablemente no lo esté nunca. Debemos eludir tanto los planteamientos simplistas como las posiciones maximalistas, ambos dudosamente eficaces.
Sea cual sea la aproximación intelectual de la que se parta, está claro que las vías de respuesta a las drogas no son nunca ni únicas ni unívocas.
Entre otras razones porque, como a lo largo de la historia, junto al consumo de las llamadas drogas ilegales, ha aparecido el fenómeno de la alteración de las pautas de consumo de las legales (sobre todo el alcohol) que, según todos los análisis, nada tienen que ver ni con la incidencia del narcotráfico ni con la tolerancia de su oferta pública, sino con contextos culturales muy determinados, con valores colectivos y comportamientos individuales que configuran la situación real de "salud pública" en cualquier país…Las drogas, en este sentido, son un problema permanente, lo que no quiere decir que sean un problema sin solución. Lo que cambia es el modo de afrontar el problema. De ahí la necesidad continua de las tareas de prevención.” *
Tema que abordaremos en próximas notas.

Por: Equipo Coordinador “Jóvenes Ciudadanos”. Municipalidad de Jesús María.

* Artículo de referencia para el presente informe, www.fad.es, Fundación de Ayuda contra la Drogadicción. Prevención de los problemas de drogas en España y Latinoamérica (FAD).

QUÉ ES LA FAD
La Fundación de Ayuda contra la Drogadicción es una institución privada, sin ánimo de lucro, no confesional e independiente de toda filiación política, de carácter benéfico-asistencial, y dotada de status consultivo con categoría II ante el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas. La FAD, cuya Presidencia de Honor ostenta Su Majestad La Reina de España, tiene como misión fundamental la prevención de los consumos de drogas y sus consecuencias.
La FAD fue creada en 1986 con el respaldo de empresas, instituciones y profesionales, y desarrolla sus actividades en colaboración con otras organizaciones de la sociedad civil que entienden que los problemas de drogas requieren una respuesta solidaria, que debe articularse principalmente desde el ámbito de la prevención.

MISIÓN

El trabajo de la FAD se centra en la prevención de los problemas de drogas en España y Latinoamérica, para lo cual utiliza, entre otras, estrategias de carácter educativo, tratando de adaptar sus acciones a la realidad cultural y socioeconómica del entorno, para poder actuar de forma eficaz.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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