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Elogio de la superación


Cada vez resultan más necesarias la metas, los horizontes, los ideales, y la confrontación para mejorar nuestra sociedad.

Hay una costumbre extendida en nuestro país que consiste en achacar a anteriores administraciones malos procedimientos para justificar los errores que seguimos cometiendo en nuestros días. Razonamientos del tipo “si éste hizo tal cosa, no entiendo por qué yo no puedo hacerla”.
En líneas generales, el manejo de los dineros públicos, el de los contribuyentes, permite ciertas discrecionalidades. Y me refiero con ello no a la realización de actividades ilícitas ni ilegales sino simplemente a la posibilidad de poder redireccionar algunos recursos en favor de alguien o de algunos sin que ello devenga en cuestionamiento alguno porque existe para ello cierto amparo normativo.
Pero todos sabemos que la discrecionalidad es ámbito propicio o el caldo de cultivo para la corrupción, que más tarde o más temprano llega dependiendo de la moral de quien está frente de esa administración.
Nadie que se precie de funcionario honorable puede olvidar que la voluntad popular expresada en las urnas lleva implícito un mandato en el sentido de cuidar como propios los fondos que son de todos. Y lamentablemente ese mandato no se cumple siempre.
Otra práctica extendida en el territorio nacional es la comparación, pero siempre con el cometido de justificar mis falencias.
Aparece en razonamientos como “si tantos municipios proceden de esta manera (mal), no entiendo por qué mi municipio no puede proceder de idéntico modo”.
Pero esa comparación siempre iguala para abajo. Jamás aparece un estado modelo o digno de imitar en la comparación. Y podemos asegurar que muchos vecinos quieren que su municipio sea modelo y que encabece la lista de los estados que mejor hacen las cosas.
Va siendo hora de que los municipios empiecen a caminar mirando para adelante no para el costado ni para atrás. A lo sumo, caminando con la vista puesta en el pasado pero como sucede con el espejo retrovisor en el automóvil porque si no se tiene la vista al frente hay grandes probabilidades de chocar.
Va siendo hora de que aparezcan funcionarios y dirigentes con un poco más de vuelo, que sean capaces de pensar ciudades imposibles, que tengan la visión de la ciudad que necesitarán nuestros tataranietos.
Porque hay cualidades intelectuales y morales en el seno de nuestra sociedad y hay un número importante de vecinos que quiere para su ciudad y los suyos mucho más de lo que hay.
Compararse con los peores y justificar los errores en los errores cometidos anteriormente, no contribuirán a gestar un proyecto superador y con el que sueñan varios miles.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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