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Laicos resisten la ida de los Pasionistas


Con un abrazo simbólico, fieles de nuestra región intentarán torcer la voluntad de la superioridad de la Orden Pasionista que quiere cerrar el lugar y mudar a los sacerdotes a otros destinos.

Al cierre de la edición de este semanario, un grupo de fieles esta región iba a concretar un abrazo simbólico al predio de avenida San Martín 836 de Colonia Caroya, donde se encuentra la iglesia y la casa de encuentros de los Pasionistas.
La intención de este grupo de laicos que se agruparon bajo el nombre de “Comisión Moveremos Montañas” es impedir que los cuatro sacerdotes que misionan en la región se vayan de la zona a partir de la Pascua de 2010. Fuentes bien informadas señalaron que el provincial de la Orden Pasionista, Juan María Rosasco, está interiorizado de las acciones que están llevando a cabo los amigos de la orden y que, por ese motivo, se aceleraría la partida. Aseguran que Rosasco llegará el 16 de julio con los nuevos destinos de los sacerdotes y con la llave del candado para cerrar la iglesia y la casa de encuentros.
Según trascendió, de los sacerdotes que misionan en la región, el único que planteó claramente que no se piensa mover es Pacífico Gasparrini, el cura napolitano que está gestionando asilo con las hermanas que tiene el hogar Juan XXIII.
Parece absolutamente extraño que la Orden de los Hermanos Pasionistas haya celebrado cien años de presencia comunitaria, con bombos y platillos, a mediados de 2008, para anunciar la retirada de la orden apenas unos días después de los festejos.
Vale decir que el argumento oficial, de que hay una fuerte baja en las vocaciones sacerdotales que les impide cubrir mínimamente sus objetivos, no convenció a ninguno de los feligreses. Así se lo hicieron saber al arzobispo Carlos Ñáñez y al Nuncio Apostólico, Adriano Bernasconi. Precisamente a este último le enviaron una misiva en la que plantean la preocupación: “los sacedotes pasionistas no sólo se ocupan de su comunidad (Colonia Caroya y zonas aledañas) sino que colaboran permanentemente con la tarea pastoral de la vecina ciudad de Jesús María (38 mil habitantes) que cuenta sólo con dos sacerdotes que deben abarcar una amplia región serrana y rural conformada por más de 20 localidades”.
“Consideramos no valedera la razón aducida para su traslado (falta de vocaciones) y que esta decisión fue tomada de manera arbitraria e inconsulta con respecto a la comunidad”, añaden en la carta.
Lo que temen los feligreses de Colonia Caroya es que la Orden ponga en venta sus instalaciones en esa ciudad, sospecha avalada por los antecedentes de Capitán Sarmiento (Buenos Aires), donde los Pasionistas vendieron a un particular la iglesia de San Patricio y se retiraron de la zona, pese a la negativa de los fieles.
En nuestra zona, los laicos enviaron una nota a Rosasco -firmada por 2.700 vecinos- en la que ofrecieron crear una Escuela de Laicos para ayudar a los sacerdotes a misionar, proyecto que está en marcha y que tiene más de 50 participantes, pero no tuvieron ninguna respuesta hasta el momento.

Presencia con historia

En los cien años de presencia pasionista en la región, el lugar funcionó como noviciado, colegio, casa de ejercicios espirituales, casa de encuentros, y también alojó a la Escuela de la Familia Agrícola, al Instituto Especial Niño Jesús, y al Ipem 349 mientras se construía su edificio. Nadie quiere que esa historia se borre de golpe.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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