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Jóvenes de 16 años de nuestra zona argumentaron a favor y en contra de la ley que les permitirá votar

 El lunes pasado tuvo lugar un encuentro en Colonia Caroya donde adolescentes y jóvenes de Caroya, Jesús María y Sinsacate debatieron sobre el derecho al voto y con opiniones dispares sobre la posibilidad de votar que se les va a habilitar si se aprueba el proyecto nacional.

El pasado miércoles, el proyecto de ley que habilita a los chicos de 16 y 17 años a votar en elecciones nacionales obtuvo media sanción en el Senado de la Nación.  La norma prevé que los chicos de 16 7 17 pasen a ser electores y tengan la posibilidad de sufragar, aunque no tendrán penas si no asisten a las urnas. La propuesta que impulsó el oficialismo fue presentada como voto  “optativo” de los adolescentes.
En nuestra zona, el pasado lunes, la agrupación política y social La Jauretche de Colonia Caroya cursó invitación a los jóvenes y adolescentes de la región para que compartan su punto de vista sobre el proyecto.
Y, lejos de lo que puede pensarse, ocurrió lo que en la mayoría de los lugares donde fue sometido a consulta: una parte está de acuerdo y otra opone reparos si no median instancias de información y capacitación antes del ejercicio ciudadano.
El encuentro fue seguido con atención por unos 40 adolescentes y jóvenes que le destinaron a la propuesta cerca de tres horas de animado debate.
Sirvió, también, para conocer el trabajo que viene haciendo el grupo de investigación Acción Colectiva y Participación Socio-política juvenil de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Nacional de Córdoba.
Y fue oportunidad para que ellos, los jóvenes, expresen su posición.

Opiniones repartidas
Votar es un derecho y un deber obligatorio entre los 18 y los 70 años. Después de los 70 años, no hay castigo para aquellos que deciden no asistir a los comicios. Un proyecto de ley impulsado por el oficialismo propone ampliar la base de ese derecho a adolescentes de 16 y 17 años para las elecciones nacionales, aunque sin caracter obligatorio sino optativo.
Y unos 40 jóvenes y adolescentes se dieron cita el pasado lunes en las instalaciones de los Padres Pasionistas para debatir sobre ese proyecto. Asistieron chicos y chicas de Sinsacate, de Jesús María, y de Colonia Caroya (especialmente del Colegio Bonoris y del programa de terminalidad de los estudios secundarios de 14 a 17 que funciona en el turno noche del colegio Bonoris).
El disparador para discutir el proyecto de ley fueron algunas citas formuladas por algunos actores políticos, a favor y en contra, y un breve trabajo en grupo que hicieron los adolescentes.
Una buena noticia que se conoció en la reunión fue que en algunas instituciones escolares hubo docentes que ya impulsaron un debate en horas de clase. Que la escuela se transforme en un ámbito para la generación de cuestiones que hacen a la ciudadanía es, cuando menos, saludable.
A la hora de las conclusiones,  fue interesante ver cómo los adolescentes sostienen con argumentos y con razonamiento sus posturas a favor y en contra.
Entre los argumentos en contra, la mayoría se refiere a la escasa información a la que están accediendo hoy los adolescentes en relación a la política y los políticos.
Siguiendo ese razonamiento, veían inconveniente votar con  desconocimiento.
Hubo testimonios en los que se señaló que muchos adolescentes no se sienten preparados para votar y que, sin información, podrían ser manipulados con relativa facilidad.
Hubo, incluso, testimonios de dejar todo como está señalando que dos años en la vida de una persona pasan volando y que esperar hasta los 18 años para tener todos los derechos no es tanto tiempo ni tan terrible.
Lo interesante vino a la hora de los argumentos a favor, sobre todo cuando se incluyó la noción de “derecho” y cuando se explicitó que hacen falta más espacios para debatir el tema, además de los que pueden proponer algunos docentes en las escuelas.
Hubo un reclamo velado al sistema educativo en el sentido de que tiene que ser el que propicie que los jóvenes se interesen, se informen, y se expresen.
Otro argumento fantástico fue el que aclaró que la edad no es ninguna garantía de un “buen voto” a decir por los resultados históricos del voto entre los que tienen 18 y 70 años. Y también se explicitó que hay mayor intencionalidad de ir a votar cuando se conocen bien las propuestas de los que aspiran a ocupar cargos electivos.
Esta vez, los adolescentes y jóvenes de la zona fueron noticia porque discutieron cómo ampliar su participación como ciudadanos. O será que los medios de comunicación locales tendremos que empezar a escucharlos antes de levantar sobre ellos juicios condenatorios y apuntarles con el dedo.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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