Hay un antes y un después en la gestión de residuos sólidos domiciliarios en Jesús María a partir de la decisión municipal de invertir en el saneamiento del predio. Durante un bienio, se invirtieron más de dos millones de pesos y se sigue invirtiendo para minimizar el impacto negativo que tiene el enterramiento de residuos sin tratamiento.
Vale aclarar que la situación todavía no es la mejor, pero es muy superior a la que existía hace tres años atrás cuando el predio estaba colapsado y la basura se desperdigaba por el predio de disposición final sin ningún control.
Hoy, se está evitando el enterramiento de unas 200 toneladas mensuales ya que, previo al enterramiento, se separan plásticos, vidrio, aluminio, chatarra, entre otros que le sirven a una cooperativa para comercialicen esos residuos reciclados y se aseguren una remuneración mensual que, con un subsidio de 70 pesos por tonelada del municipio, supera los 2000 pesos.
“Ese número se puede elevar bastante todavía. Seguimos tratando de involucrar a alguna empresa que quiera trabajar ahí. Tenemos, de hecho, una persona que está llevando algunas prensas y probando cómo puede trabajar el material, pero todavía no se concretó ningún convenio”, explicó el secretario de Desarrollo Urbano, Hugo Cagliero.
Todo lo que se comercializa va a financiar el funcionamiento de una cooperativa de trabajo en formación que integran 16 personas y que están trabajando en un galpón que construyó el municipio durante 2011. Cada trabajador promedia ingresos por 450 pesos semanales, dependiendo de la cantidad que recuperan. A ese ingreso, se le suma lo que les subsidia el municipio por tonelada.
En general, los trabajadores hacen un horario que va de las 6 a las 14, excepto los lunes y algunos días después de feriados donde se acumula más material.
En líneas generales, el basural se encuentra bastante saneado y en la actualidad se sigue trabajando en el desarrollo de una compactadora que va a permitir comprimir mucho más lo que termina en enterramiento. El desarrollo de la máquina lo viene haciendo una empresa de Rafaela y pretende dismimuir el volumen uno en ocho.
“Si logramos eso, vamos a quintuplicar el tiempo de vida útil del predio. La maquinaria se piensa adquirir si todo resulta bien”, añadió Cagliero.
Otra intención es, una vez recuperado todo el material inorgánico que se puede comercializar, que no se entierre todo el material orgánico. Con esos residuos, se pretende intentar procesos de recupero a través del compostaje, de producción de energía, de lombricompuestos.
“Todo incide en costos, gente, organización, pero siempre tendientes a que en un futuro se pueda llegar a un enterramiento mínimo, ya sea de inorgánicos y de orgánicos. Está bueno tratar de aprovechar todo lo que se pueda”, concluyó Cagliero en la evaluación sobre la marcha del predio de disposición final.
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