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El granizo fue responsable, una vez más, de pérdidas millonarias en la producción local

 El meteoro del pasado 19 de octubre ocurrió a días de la cosecha del durazno temprano del que se perdió el 80 por ciento. Para dimensionar el daño vale señalar que Vicente Agüero perdió de vender unos 50 mil pesos por hectárea en duraznos y fueron afectadas 100 hectáreas de ese cultivo.

Al igual que durante octubre y noviembre de 2011, el granizo volvió a producir secuelas en la producción frutihortícola local con la granizada que cayó durante la tarde del viernes 19 de octubre en una franja de Colonia Caroya donde afectó a unas 300 hectáreas y a Colonia Vicente Agüero donde generó daños casi totales a unos 15 productores que estaban a punto de cosechar el durazno temprano.
Esta semana, las autoridades locales se reunieron con sus pares del Ministerio de Agricultura junto a quienes vienen analizando la manera de hacerles llegar a los productores líneas de crédito o subsidios para poder colocar malla antigranizo en sus plantaciones.
Los jefes comunales de nuestra zona pidieron a los funcionarios de agricultura que eviten una declaración de emergencia porque termina implicando un ahorro insignificante en relación a lo que se pierde en valor de mercado.
Algunos productores fueron castigados por segundo año consecutivo con la piedra y necesitan una respuesta de otra naturaleza por parte de las autoridades.
No solo se vieron afectadas las plantas de durazno sino de otros cultivos como trigo, garbanzo, papa, y alfalfa, además de haberle generado algunos daños a algunas plantaciones de vid cuya productividad se verá en febrero del año próximo. Se trata de otra pérdida de ingresos millonaria que tendrá efectos en breve.
En Colonia Caroya, según los datos aportados por el Departamento de Ambiente y Desarrollo Rural, se contabilizaron pérdidas en unas 70 hectáreas de frutales, 120 hectáreas de garbanzo, 30 hectáreas de trigo, y unas 80 hectáreas entre papa, alfalfa, y otras producciones.
En términos de mercado, es decir, de la cantidad de productos que no van a ingresar al mercado comercializador, se trata de pérdidas valuadas en millones de pesos, aunque para los productores no sean exactamente esas pérdidas.
En Colonia Vicente Agüero, el meteoro afectó unas 100 hectáreas de frutales, especialmente duraznos, en los que las pérdidas orillaron el 80 por ciento.
Gustavo Ripelloni, jefe comunal de Vicente Agüero, se refirió a las consecuencias del granizo para su comunidad: “En lo inmediato fue el durazno, pero también tenés la manzana que se iba a cosechar en enero y que hoy está brotada, las higueras que estaban en plena brotación. El año pasado, el granizo cayó a mediados de noviembre cuando ya habíamos cosechado el primer durazno y no agarró toda la zona. Este año, la tormenta agarró todo el ancho y todo el largo de Vicente Agüero”.
La intención de la comuna es seguir avanzando en un proyecto de ir cubriendo las plantaciones con malla antigranizo. “No hay otra alternativa. Par poder seguir trabajando y para poder darle seguridad al productor. Tenemos un proyecto que se presentó en junio en la Nación para un subsidio, pero todavía no sale. Envié fotos y filmación de lo que pasó ahora para que se vea lo que ocurre cuando cae la piedra para ver si apuramos el trámite”, señaló el jefe comunal.
Ripelloni también estableció contactos con el gobierno de Córdoba para que canalicen algún tipo de crédito blando o subsidio.
Cabe destacar que el efecto inmediato del granizo es afectar la cosecha, pero en muchos casos la propia planta queda lastimada y genera menor capacidad de producir en cosechas posteriores.
“Con dos años consecutivos de piedra -razonó Ripelloni- se afecta tremendamente no solo la fruta sino la planta. Sufre el estrés del maltrato, del golpe, y después prolifera la aparición de enfermedades porque la planta está lastimada. Eso cuando no se seca porque también corre ese riesgo”.
Un dato curioso es que el productor que se ve afectado por la piedra -incluso el que se ve afectado durante dos años seguidos- no concurre en busca de auxilio a la comuna. Generalmente, se las rebusca por su cuenta o prefiere el auxilio de algún vecino.
“El hombre de aquí de las chacras nunca ha ido a pedir nada ni a golpear las puertas de la comuna. Trata de bancárselas como puede. Sabe que estos son los riesgos que se corre. Por ahí, busca otra alternativa. Pero tenemos que salir desde la institución a buscarlo y ofrecerles alternativas. Venimos con esa tradición y lo que hacemos lo hacemos de oficio como corresponde”, concluyó Ripelloni.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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