Rozitchner no hace ningún esfuerzo por ocultar su antipatía hacia la forma en que lleva adelante la política el gobierno nacional, pero no se queda en la crítica sino que ensaya alternativas.
El entusiasmo no puede depender solamente de condiciones externas, hay que construir una situación para sentirse entusiasmado
- No estamos en una situación especialmente difícil. Situaciones difíciles son la Segunda Guerra Mundial en Europa, o los años ‘70 en Argentina. Esta es una situación mejorable. Me parece que, a veces exageramos la nota en cuanto a la gravedad y como que jugamos a exagerar la nota más que a tratar de hacer lo necesario para corregirla.
Hay muchos jóvenes que están preparándose para participar ¿qué pasa con ellos?
- Está muy bien eso. Durante la votación que viene habrá un número importante de personas que no conocieron el Proceso y la década del ‘70 no termina nunca en Argentina. Seguimos hablando de lo mismo. Es una patología nacional.
¿Por qué le llamás una patología nacional?
- Porque creo que es un problema, una dificultad del país para aceptar la vida, para aprender a vivirla, para volcarse a la producción y a la riqueza y no a la victimización y el resentimiento. Me resulta muy claro diferenciar sobre una política orientada hacia la lucha de una política orientada al desarrollo. El gobierno nacional plantea una política orientada a la lucha, le parece importante luchar. Identifican enemigos, los envilecen, los hacen malos, malos, malos. Viven de eso, como si fuera el combustible. Y como están en la senda del bien no importa si se aprovechan de la ley, de la República. No importa porque ellos están haciendo la lucha contra el mal. Entonces, terminan haciendo ellos todo lo que se supone que hacen los otros y muchas veces son otros “inventados”.
Me parece que hay que vivir el presente y el futuro. Eso de estar mirando siempre el pasado es parte de una patología. La Argentina se explica más como una persona con problemas psicológicos que con el examen de las cifras duras del movimiento económico. Tenemos que pensar en Argentina y para cambiarla hay que entenderla psicológicamente.
¿Como se entiende el respaldo de algunos pensadores a ese modelo entonces?
- No pasa nada. Es una minoría encaramada en el poder, pero no representan a nadie. A le gente no le importa la derecha, la izquierda, la política. El votante no le importa eso. Ése es el micromundo de la política que creen que representan el movimiento de la escena, pero no es cierto. No le importa a nadie eso. No hay ni que reparar en eso. Hablemos a nivel de ideas ¿qué están proponiendo?
¿Que valores ves en la juventud?
- Hay que entender que la vida es altamente problemática siempre y siempre lo será. Veo en ellos ganas de vivir, de hacer cosas, su efervescencia. Es lindísmo, eso es desarrollo puro. Son chicos que van creciendo y descubriendo todo.
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