La adolescencia y la juventud no tienen “buena prensa”. Cuando aparecen en las noticias, generalmente lo hacen con nonotaciones negativas (adicciones, peleas, agresiones). Hay hasta un lenguaje adultizador que los descalifica.
Contrariando ese eje discursivo hegemónico, profesionales de la Escuela de Trabajo Social vienen trabajando para mostrar que hay otra juventud que encarna otros valores y que participa animadamente de instituciones no tradicionales.
Las licenciadas Patricia Acevedo y Eliana López, y el licenciado Lucas Herrera son parte de ese grupo de estudios de la UNC y explicaron las motivaciones y los descubrimientos que vienen haciendo sobre el tema.
¿Cuál fue la génesis del trabajo?
Eliana López: Cuando empezamos en 2008, la intención era reconocer otras prácticas de participación que no tenían que ver con las instalación en instituciones más tradicionales y miramos las prácticas de participación en espacios generados por los mismos jóvenes, desde organismos de derechos humanos, murgas, espacios de las ONG´s, Centros de Estudiantes, y Bibliotecas. Vimos ahí como en otros trabajos, luego de la crisis de 2001, como se buscaron otras prácticas de participación, de debate, de decisión y sobre todo la forma de decidir las cosas que se tenían que hacer donde se veía cómo ellos buscaban decidir por ellos mismos. Estos jóvenes con los que trabajamos nunca dejaron de reivindicar la política pero sí fueron muy críticos a las prácticas tradicionales. Desde 2008, esos mismos jóvenes participan de espacios que antes eran vistos negativamente y hoy son reivindicados porque tuvieron otra apertura o los jóvenes le dieron otra impronta.
Este florecer de la participación política ¿Está repartido en los distintos partidos políticos?
Patricia Acevedo: Vemos, por un lado, que esta crítica a la falta de credibilidad de las instituciones que se veía en los jóvenes en realidad atravesó a toda la sociedad. Desde ese marco, lo que uno puede observar es que este “florecer de la participación” si bien los jóvenes son la cara visible, ha tenido un resurgir o una eclosión en toda la sociedad. No podríamos hacer una observación respecto de en qué partido (político) participan más. Pero sí vemos que esta generación de jóvenes ha instalado nuevos modos de manifestarse aun en los espacios tradicionales de la política. Hoy, las formas de expresarse de los jóvenes son muy distintas de las de las décadas del ‘70, del ‘80 o incluso de la incipiente manifestación aislada de los ‘90. Hubiera sido impensable que en la década de los ‘70, la murga hubiese sido una forma de manifestación de los jóvenes. Más de uno se podría haber reído de ese espacio. Hoy, se diseminaron como modos de expresión.
Lucas Herrera: Igualmente, esta crítica o el supuesto alejamiento de las instituciones tradicionales (Trabajo, Escuela, Partidos Políticos) fue, además, abriendo camino y posibilidad de otros espacios, de otras formas de participar, otros modos de poder protestar o participar. Eso permitió poder modificar algunos escenarios institucionales, hacia el interior mismo de las escuelas donde, por ejemplo, se volvió a hablar sobre los Centros de Estudiantes. La participación juvenil contribuyó en ese sentido como una parte de la sociedad.
Nuestras abuelas a los 18 años estaban casadas, aunque no podían votar ¿Por qué no pueden votar hoy los chicos de 16?
Patricia Acevedo: No conocí a mi abuela pero imagino cómo fue para una inmigrante libanesa que se vino a los 13 años a nuestro país. Como ése, mil ejemplos. Lo del voto no es otra cosa que legitimar derechos políticos para los jóvenes.
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