A esta altura y después de 50 años de presencia permanente en nuestra región, nadie puede desconocer que Gendarmería no es una institución más dentro de la ciudad. Sus integrantes forman parte, se cruzan permanentemente con nosotros, sus hijos van a la escuela con nuestros hijos, o hacen deporte juntos, o son vecinos, o eligieron quedarse para siempre tras su retiro. Tres de cada diez personas en la región tienen algo que ver con Gendarmería o porque son familia, o porque trabajan allí, o porque enseñan allí, o porque son proveedores de algún bien o servicio.
Por tanto, un análisis sobre lo acontecido no puede desconocer que, en líneas generales, la propia opinión pública de Jesús María tiene mucho de Gendarmería. Estamos con ellos “imbricados”, “superpuestos”, “interrelacionados”.
Ése es el motivo por el que muchísima gente sintió simpatía y empatía con la movilización que generaron el miércoles pasado desde las instalaciones de la Escuela de Suboficiales hasta el Centro de la Ciudad.Y esa simpatía fue interpretada por algunos sectores -con todo derecho- como una postura contra el gobierno nacional. La disputa entre el gobierno de Cristina Fernández y el grupo Clarín también llegó hasta nuestra ciudad y no faltó quien viera en la presencia de Radio Mitre o Canal 12 una clara operación mediática.
Otros sectores vieron cierto oportunismo en las diferentes presencias políticas que en nuestra región se adhirieron a la protesta. O en la presencia de algunas instituciones que históricamente estuvieron identificadas con el ala más conservadora de la ciudad.
Pero con el correr de las horas y de los días, el panorama se limpió y pudieron verse algunos rostros que encarnan el respaldo por otros motivos. Desde comerciantes que se vieron beneficiados por generar un vínculo diferencial con Gendarmería, hasta personas que le sumaron a sus magras jubilaciones ingresos por el alquiler de cuartos, y departamentos.
No faltó la opinión que equiparó a los subalternos manifestantes con el “pueblo” y vio en ese reclamo solamente una solicitud de justicia.Y hubo gente que se siente postergada salarialmente que también se acercó hasta los manifestantes para pedirles que no aflojen, como si vieran en esa vigilia una posibilidad de que la experiencia también se les repita a ellos.
En circunstancias tan extrañas y donde tanta gente se pronunció a través de las redes sociales -a favor y en contra- resulta difícil, casi imposible, trazar una línea y describir con la mayor objetividad posible lo que sucedió durante esta inédita e histórica protesta.
Probablemente, este mismo artículo haya parcializado la mirada sobre el problema que excede largamente al reclamo salarial, aunque de fondo sea la principal razón por la que se desató todo.
CREO QUE LOS QUE APOYAN A GENDARMERIA SON LOS QUE LES ALQUILAN LAS COCHERAS PARA QUE VIVAN,BIE , EL EX DE LA RURAL , EL INTENDENTE QUE SEGURAMENTE SUS EMPLEADOS ESTAN LEJOS DE 7000 DE BASICO.-
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