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Un avance hacia medios de difusión de y para todos


Artículo de Miguel Rodríguez Villafañe, abogado especialista en Derechos de la Información en relación a la reciente sanción por parte del Congreso Nacional de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.

La ley de radiodifusión 22.285, de 1980, fue el resultado de una alianza entre una filosofía propia del lucro comercial con una concepción autoritaria de la política.
La norma que rigió por 29 años entregó la radiodifusión, en especial, para que se hagan negocios. El Estado garantizaba su actitud marginal en la temática y sólo se reservaba participar en los ámbitos donde el capital privado no encontró rentabilidad.
Razones como las expuestas obviamente implicaron que la norma, en su artículo 45, excluyera a las entidades sin fines de lucro en el acceso a licencias.
Personas jurídicas tales como cooperativas, mutuales y Organizaciones no Gubernamentales ONG, fueron marginadas en el acceso a licencias.
Evidentemente se convertían en un peligro para la filosofía que mandaba en la norma. Ya que dichas entidades no perseguían el lucro y funcionaban con lógicas solidarias.
Esto incomodaba e incomoda a algunos, que no aceptan que el capital solidario pueda competir, eficazmente, contra los grupos de la economía comercial.
También eran peligrosas para el planteo autoritario, ya que las organizaciones sociales funcionan con dinámica democrática.
La ley 22.285, incluso con su reforma del artículo 45 por medio de la ley 26053/05, siguió excluyendo a las cooperativas de servicios públicos, de acceder a brindar televisión por cable, donde hubiera otro prestador.
Dicha norma ha sido declarada inconstitucional por la justicia federal en diversos fallos.
La nueva norma, -no de la forma óptima-, permite encontrar un camino para que las cooperativas de servicio público puedan acceder a brindar radiodifusión.
La negación que ha existido implicó una discriminación inaceptable en democracia.
Dichas cooperativas representan un capital solidario, individual, personalizado, arraigado, que no puede ser captado y que tiene origen democrático y dinámica igualitaria.
Ellas fueron la base para que muchos lugares pudieran contar con teléfono, cloacas, agua, gas, Internet y tantos otros servicios esenciales para la vida digna de personas y pueblos.
Era urgente, que dichos esfuerzos sociales no queden marginados de poder brindar servicios de comunicaciones audiovisuales.
Fuente: Diario La Nación
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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