Por: Fernando Manera (Bioquímico, Jefe de Bromatología de Colonia Caroya, miembro fundador de la Asociación de Bromatología, Ambiente y Zoonosis de Córdoba)
La semana anterior, se planteó la necesidad de trabajar en el ámbito de la salud en la faz preventiva, de modo que se genere un ahorro de recursos y se puedan concentrar las fuerzas en combatir las enfermedades más difíciles. Ahora, una propuesta para multiplicar la prevención en el seno de cada comunidad.
Elegir entre la sociedad a los líderes natos, presidentes de sociedades de base, o a personas con ganas de trabajar comunitariamente en su barrio, en su comuna, en su pueblo. Organizarlos en grupos de entre 40 y 50 personas.
Comenzar a explicarles en forma muy clara y con vocabulario simple, despojándose de terminologías que sólo pueden ser entendidas por otros profesionales, cuál será el rol de cada uno de ellos y el objetivo social de educar para prevenir que tendrá el proyecto.
Comenzar explicando que existe un mundo macroscópico, que estamos acostumbrados a ver, tocar, oler. Vemos donde caminamos, donde nos sentamos, lo que tomamos con nuestras manos, la ropa que nos colocamos.
Vemos la comida que preparamos y comemos, vemos a nuestros hijos, a nuestros padres, etc.; pero junto con este mundo también existe el mundo microscópico, que es un mundo que no vemos, que no nos damos cuenta de tocar, que vive con nosotros: en nuestro trabajo, en nuestra casa, con nuestros hijos, en nuestra comida, en nuestra sexualidad, en síntesis, en cada momento que vivimos en el mundo visible estamos acompañados irremediablemente por el mundo microscópico, formado por bacterias, virus, hongos y parásitos.
Saber que existe, donde están, y cómo controlarlos hace la diferencia entre enfermar o no....
Impartir los conocimientos sobre este mundo que no vemos, en forma clara y sencilla, a todos los integrantes del grupo y, con esta capacitación, ellos podrán llegar a buena parte la comunidad: niños, adolescentes, jóvenes, familias, sociedades de base, etc., y dándoles la motivación para que, a su vez, cada habitante sean retransmisores de la información, nos permitirá lograr en poco tiempo la formación de una sociedad, con gran enriquecimiento en su capital humano, transformándose esto en un cimiento indestructible, que permitirá proyectar a nuestra Republica hacia un futuro con menos riesgos, con más equidad entre sus habitantes, teniendo todos la oportunidad de tener: una familia con menos enfermedades, un trabajo con menos riesgos, una sociedad más justa.
La educación social sobre el mundo microbiológico, nos permite disminuir los riesgos de enfermar a las personas y sus familias, repercute positivamente en la sociedad, no solamente por tener menos enfermedades y el enorme beneficio económico que esto genera al Ministerio de Salud, sino también se verán beneficiadas las empresas donde estas personas trabajan, porque al tener incorporados hábitos higiénicos, mejora directamente la calidad de su producción, llegando al mercado consumidor productos más inocuos; transformándose esto en un circulo positivo, que se retroalimenta proyectándose hacia una mejora constante de la salud de sus integrantes.
En síntesis, un País saludable deberá diseñar su política sanitaria teniendo en cuenta que la mejora de salud de su población no pasa necesariamente por el incremento de los Servicios Médicos Sanitarios, sino que más bien tiene que ver con los estilos de vida, las condiciones medioambientales y las medidas políticas, económicas y sociales, que se adopten; todo tendiente a que la totalidad de su pueblo tenga acceso a una educación básica y completa.
Para mantener los riesgos lo más bajo posible, todo se basa en haber adquirido los conocimientos necesarios, y aplicarlos en el momento adecuado…
“Cuando una información correcta llega a la comunidad, permite una formación de la población con buenos hábitos, que al ser aplicados en nuestras actividades diarias, actúan como barreras protectoras, disminuyendo la posibilidad de enfermar”.
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