Breaking News
recent

Quien no sabe jugar, no sabe trabajar


Por: Cristian Maqui (Lic. Relaciones Industriales, Profesor adjunto Cátedra Gestión de Recursos Humanos en Universidad Blas Pascal, Consultor en Recursos Humanos)

La capacidad del juego se desarrolla en la primera infancia. Los padres juegan con los niños, los niños juegan con otros niños. El juego sirve como vehículo educativo a través de situaciones regladas. Cuanto más fuertes los límites, más creatividad puede desarrollarse y, por ende, mayor el aprendizaje.
Nadie duda tampoco de que una persona -habiendo aprendido las reglas del juego de niño- podrá desarrollar en su edad madura buenas y fecundas reglas de trabajo.
En este artículo, queremos rescatar el espíritu de juego que debe imperar en una empresa y uno de los factores de éxito a los que conlleva la bonhomía, el gozo y la capacidad de juego.
También queremos denunciar que aquél que sale de las reglas de juego desconcierta a los demás, rompe la dinámica y termina convirtiéndose en la empresa en un factor de desconcertación y desintegración con la consiguiente pérdida de dinero y energía. El empresario que no sabe jugar, no sabe trabajar.
El ajedrez precisa de concertación y concentración, respeto por el otro, códigos comunes a los jugadores, respeto por el propio tiempo, estrategia para llegar a una meta, ganas, pasión, humor, paciencia, saber perder y tener tolerancia a la frustración, entrenamiento, sutileza, inteligencia emocional y racional, memoria, observación, manejar la duda, (la duda arruina nuestra existencia), rapidez en los reflejos, imitación y modelos de identificación, constancia, perseverancia, técnica, aprendizaje.
En la empresa, las acciones deben corresponderse con concertación y concentración, respeto por el otro, códigos comunes a los jugadores, respeto por el propio tiempo, estrategia para llegar a una meta, ganas, pasión, humor, paciencia, saber perder y tener tolerancia a la frustración, entrenamiento, sutileza, inteligencia emocional y racional, memoria, observación, manejar la duda, (la duda es muy cara para la empresa), rapidez en los reflejos, imitación y modelos de identificación, constancia, perseverancia, técnica, aprendizaje.
Sabemos que, desde el jardín de infantes, el juego se utiliza para poner las bases de un conocimiento e inserción social del adulto y por extensión la empresa puede proponer dentro de una atmósfera de juego: la construcción, la reproducción de modelos, el armado de estrategias, el negociar y decidir de una manera creativa la planificación y establecimiento de metas.
De errores y aciertos está constituida nuestra vida y no contemplar ambas caras de la moneda es perdernos la oportunidad de aprender.
Brillante interpretación del juego con el trabajo.

Extraído de ERNESTE Beibe y MARIANELA RUIZ Directores de Mentoring Empresario
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Con la tecnología de Blogger.