Durante esta semana, se volvieron a realizar trabajos en pos de la recuperación de la Torre de los Céspedes bajo la supervisión de un especialista. Demandarán cerca de 60 días y una inversión cercana a los $ 30 mil.
La Torre de los Céspedes fue edificada como pabellón de recreo en el parque de la casa que perteneciera a Gabriel Céspedes, uno de los hombres más importantes de la historia de la ciudad y que fuera intendente en la década de 1910. En esa época, fue también interventor en Colonia Caroya y el impulsor de la plantación de los plátanos que enorgullecen a la ciudad vecina.
En el año 1993, la Torre de los Céspedes fue declarada Patrimonio Cultural e Histórico de Jesús María y se prometieron aportes para la refacción y restauración del inmueble. Pero el dinero nunca llegó.
Después de numerosas negociaciones, el municipio de Jesús María y la comisión directiva del Club Social acordaron salvaguardar la centenaria Torre de los Céspedes que se encuentra en el parque del club, en agosto de 2006, mediante un convenio de cesión de uso por el término de diez años, prorrogables a otros cinco años más, a cambio de un canon de 230 dólares mensuales.
Una de las primeras acciones que realizó el municipio fue demoler la construcción que se encontraba sobre la calle Cástulo Peña, donde funcionó una pizzería, para que la Torre sea visible desde la calle. Debajo de esa construcción demolida, existen en buen estado de conservación lo que fueron los baños árabes de la residencia y que también debieran ser restaurados por el acuerdo.
Aunque la reparación más urgente era en los techos del centenario edificio, hubo que esperar hasta junio de 2008 para que se empiece a concretar, a través de una tercerización de obra que ganó la firma Ansaco.
Y de allí hubo que esperar hasta esta semana para que se reanuden los trabajos de reparación para lo cual el municipio decidió contratar como supervisor al ingeniero José Luis Gómez, quien había sido contratado por la Comisión de Patrimonio para que haga un diagnóstico de las principales patologías que tenía el edificio. De hecho, los trabajos que se van a ejecutar en estos meses que siguen son los que Gómez había sugerido en su informe del año 2005.
Jesús María había presupuestado 30 mil pesos para este año en la reparación de la Torre Céspedes y el acuerdo con Gómez llegó después de que la comisión asesora sobre Patrimonio hiciera contacto también con profesionales del Instituto Marina Waissman de la Universidad Católica de Córdoba.
No deja de ser una buena noticia, después de 10 años de gestiones vanas, que una administración se haya animado a meterle mano a uno de sus edificios más valiosos y originales en nuestra provincia. Ojalá que sus sucesores así lo entiendan.
Los trabajos por hacer
La falta de manutención y, principalmente, las filtraciones de agua a las que estuvo sometida la Torre de los Céspedes, llevaron a que las paredes de las torretas se agrietaran. Una de las soluciones que propuso el ingeniero José Luis Gómez, contratado por el municipio para supervisar las obras de refacción que comenzaron esta semana, fue la de colocar unas llaves de hierro como un modo de poder anclar esas fisuras e impedir que se siga agrietando. Estas llaves que tienen la forma de un gancho de abrochadora de papeles pero gigante se colocan en forma perpendicular a las grietas cada 50 centímetros de distancia. El cálculo de las fisuras actuales llevó a determinar que deben colocarse unas 195 llaves en todo el edificio.
Antes de colocar las llaves, se pica entre ocho y diez centímetros la pared y después de colocar los anclajes se vuelve a cementar. El trabajo se aplica tanto si la fisura es superficial o estructural.
La planta alta es la que está más deteriorada y el trabajo comenzó por la parte interna. Una vez que se completen los trabajos, se tirará abajo todo el revoque y se hará un revoque nuevo –grueso y fino- en la tres torretas de planta alta. En planta baja, se hará un trabajo diferente para tratar de preservar los dibujos originales que estaban pintados en las torretas y que tenían distintos motivos, hoy ocultos debajo de varias capas de pintura blanca con que fueron tapados.
También se intervendrá en esta etapa el techo de las torretas donde los perfiles están a la vista y tienen evidencia de herrumbre. En ese caso, se procederá a enarenar las vigas para ver cuánto herrumbre tienen y el nivel de daño que les causó porque si llegan a estar muy deteriorados habrá que añadirles otros perfiles.
Las gárgolas que dan a los balcones del primer piso y que se colocaron cortas cuando se hizo la refacción del techo de la Torre, se reemplazarán por otros que permitan el desagüe como corresponde.
El ingeniero Gómez fue el responsable de elevar a la Comisión de Patrimonio -hace ya varios años- un informe que incluía estudio de suelos y en el que se determinó que la Torre está estable, que no se mueve de sus cimientos y que las gritas tampoco se abren más. Para ello, se colocaron unos testigos de yeso en las fisuras que han permanecido inmóviles y sin ningún deterioro durante los últimos cuatro años.
A nivel local, la conducción técnica de los trabajos la viene realizando la arquitecta Mariana Díaz, quien también trabajó en la reparación de los techos del edificio, aunque actualmente no está vinculada laboralmente al municipio de Jesús María.
La decisión de contratar al ingeniero Gómez la tomó el Departamento Ejecutivo, después de que la Comisión Asesora sobre Patrimonio invitara a profesionales de la Universidad Católica para ver si podían armar el proyecto de la restauración.
Sin embargo, el intendente señaló que por tratarse de un organismo público la cristalización de un acuerdo de cooperación iba a demandar demasiado tiempo y, por tal motivo, decidió contratar a Gómez y acelerar los trabajos.
La intención del municipio es que se pueda inaugurar este tramo de obras durante el mes de diciembre, ocasión en que podría presentarse el trabajo durante el tadicional saludo por las fiestas que realiza la intendencia municipal.
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