En dos años, el legislador por Colón César Seculini le hizo a su vehículo 120 mil kilómetros y presentó infinidad de pedidos de informe. Sin embargo, su labor en el Parlamento pareciera no notarse demasiado.
Hay una especie de cliché social respecto de que un legislador sirve para poco y nada ¿Por qué cree que se da eso?
- Creo que sigue siendo el chivo expiatorio más fácil y hay una tergiversación en lo que son las funciones, si nos atenemos estrictamente a lo que es la función del legislador. Pero mucha gente cree que uno puede resolver problemas que tiene cada comunidad cuando son los Ejecutivos los que tienen los resortes para eso. Me pongo del otro lado del mostrador y pienso como un ciudadano común y creo que es entendible lo que piensa la gente sobre nosotros porque hubo y hay mucha gente que le causó daño a la política y a la actividad política y contribuyó a que la gente tenga esta opinión.
¿Hay una forma de revertir esto?
- A través de los medios es fácil saber quiénes son las personas que hacen quedar mal a la política. Son personas que vienen desde hace muchos años, que están sospechadas de negocios y de contubernios entre los partidos políticos y dentro de sus propios partidos. Creo que es un proceso que va a llevar su tiempo pero creo que a la larga se va a terminar purificando, aunque va a llevar mucho tiempo. No criticaría a la gente por lo que piensa de la clase política porque también lo pienso y lo padezco, pero todos los días tratamos de aportar un granito de arena para intentar cambiar esa realidad.
Si fuese legislador del oficialismo, ¿su función sería menos invisible de lo que parece ahora?
- Hay un sistema perverso donde a la oposición no se le permite tener acceso a absolutamente nada. El criterio obcecado y cerrado que tiene este gobierno para manejarse no permite a ningún legislador opositor llegar a gestionar ni siquiera un baño para un colegio, hecho que puede llegar a significar que una escuela esté sin clases durante diez días. También le pasa a los intendentes que hoy son de la oposición y que tienen que padecer el rigor de un gobierno que no entiende que las soluciones para la gente son a través de acciones y de buena voluntad.
En definitiva, en su función hay más malas que buenas
- Es un trabajo silencioso y de todos los días donde hay más ingratitud que gratitud, pero son las reglas de juego que uno acepta. Estoy muy tranquilo con el trabajo que estoy haciendo aunque me encantaría poder hacer mucho más. El sistema de representación es muy perverso en la provincia porque iguala la representación por departamentos sin tener en cuenta la tasa de habitantes que tiene cada uno.
Da la impresión de que usted centró su preocupación en el control sobre lo que el gobierno hace con el dinero de todos los cordobeses antes de que en la tarea de legislar propiamente dicha
- Los pedidos de informe que el gobierno contesta son los que no lo terminan perjudicando políticamente o aquellos que no dejan al descubierto la inacción del gobierno provincial. Hay proyectos que ya pasaron el año y sobre los que tenés que pedir la rehabilitación para que no pase a archivo porque no han sido contestados, aunque se insiste permanentemente en ellos. Hay audiencias pedidas hace un año y medio que ni siquiera han sido contestadas ni podemos acceder a los números ciertos de la Provincia. No podemos lograr que el ministro de Gobierno -que es quien está a cargo de la seguridad de la provincia- se digne ir a la legislatura a explicar cuál es el plan que tienen para intentar reducir el índice delictivo.
¿Se puede revertir la marcha actual de la política?
- Queremos discutir sobre las políticas centrales que debe realizar el Estado, pero hasta que no entendamos que la oposición necesita participar de ese debate, me parece que nos estamos equivocando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario