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Un voto de confianza

Una invitación a mirar en perspectiva la infinidad de buenas acciones en las que son protagonistas adolescentes y jóvenes de nuestras comunidades.

Por: Marcela Patat (Psicopedagoga, Profesora y Ayudante  Técnico del I.P.E.M. 272)


Estamos felices porque la matiné del cole Sarmiento fue un éxito. Más allá de que era un Proyecto deseado en el que pusimos mucha energía, significó un voto de confianza a nuestros chicos, a nuestros adolescentes y no nos fallaron: se divirtieron, bailaron, saltaron, cantaron, disfrutaron durante cuatro horas sin una gota de alcohol y -lo que es más todavía- en las instalaciones de su escuela.
Trabajar con adolescentes es todo un desafío y como en todos los desafíos tenés caídas… pero también  satifacciones. Escucho decir: “los adolescentes son apáticos”, “cada vez hay más violencia entre los adolescentes”, “los adolescentes no respetan ninguna norma”. Mucho de esto es, en algunos casos, cierto. Pero también suelo escuchar y cada vez más seguido: “La juventud está pérdida” y con este concepto no puedo estar de acuerdo porque, muchas veces, ELLOS, los jóvenes, los adolescentes me llenaron de energía, de ganas, de proyectos que parecían imposibles y que finalmente JUNTOS pudimos concretar.
Elegí hace varios años trabajar con y para adolescentes (hace 16 años doy clases en el nivel medio y trabajé durante 6 años en un Programa Juvenil, del que me llevé las mejores experiencias) y eso me enseñó a seguir poniéndoles, día a día, un voto de confianza.
Muchos de nuestros adolescentes alumnos del Sarmiento ocupan importantes puestos en el deporte (6to. Puesto en Maratón Nacional, Campeones de Fútbol Provincial, Campeones de Voley),  en participación ciudadana (Representante de Argentina en el Parlamento Juvenil del Mercosur, integrantes del Concejo Deliberante Juvenil, miembros de Grupos Scout), en Matemáticas (Olimpíada Nacional), en la VIDA: estudian y trabajan (para ayudar en sus hogares), cuidan a sus hermanos, dan apoyo escolar (¡Gratuitamente! a compañeros de cursos inferiores)… y me cansaría de dar ejemplos concretos en que se destacan por ser protagonistas de acciones buenas.
Y estoy segura que en todas las escuelas y asociaciones convocantes de jóvenes llueven estos “casos positivos”.
No niego que hay muchos adolescentes con problemas (que generalmente andan bastante sólos por la vida, aunque en muchos casos rodeados de gente) pero también hay de los otros con ganas y energía, VIVIENDO y CONSTRUYENDO. Tal vez, si nos animáramos como adultos a mirarlos diferente, a darles una y otra oportunidad “a estos chicos problemas”, a sacarles el rótulo, podríamos ayudarlos a que se contagien de energía y se descubran capaces; porque todos lo somos, algunos más, algunos menos, pero lo importante es “sentirnos capaces”.
Algunos de ellos nunca tuvieron la oportunidad de sentirse capaces, nadie se los permitió.
En nuestra matiné del Colegio Sarmiento muchos trabajamos codo a codo, adolescentes y adultos. Y sorprendentemente (o no tan sorprendente) algunos de estos adolescentes son  los apáticos, los desinteresados, los rebeldes; sin embargo trabajaron durante 15 días varias horas diarias para poder concretar este proyecto que nos unió como escuela: alumnos (turno tarde y mañana ¡del Sarmiento!), administrativos, auxiliares, bibliotecaria, preceptores, directora, vicedirectora, docentes, ayudante de dirección, preceptores, coordinadores, gabinetistas, padres (espero no olvidarme de ninguno); todos los que trabajamos confíamos en que era posible. Significaba un gran riesgo, podía salir mal, el nombre del Sarmiento estaba en juego: muchos chicos, de noche, en el salón del colegio ; pero valía la pena arriesgarnos. Creo (y me siento acompañada por muchos en este concepto) que siempre vale la pena intentarlo, que eso es la VIDA: animarnos a pesar de todo cuando la meta -como en este caso- lo merece.
Espero que podamos contagiar cada vez a más gente… espero que como adultos (modelos de nuestros jóvenes) nos animemos a ponerles un voto de confianza a nuestros jóvenes, a demostrarles que ellos son importantes, que vale la pena el esfuerzo, … que es mentira que todo está perdido.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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