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A propósito del debate y las elecciones


Por: Lida Tolosana (Periodista)

Lo que recolectó una colega en nuestra zona respecto del debate que tuvo lugar el 21 de junio entre los principales candidatos a senador nacional por Córdoba.


El domingo pasado, desafortunadamente, no tuve la oportunidad de ver el debate televisivo de los cuatro principales candidatos a Senadores por la provincia de Córdoba.
Cabe aclarar que para algunos fui muy afortunada. Eso depende de la perspectiva desde donde se lo mire. Pero dejemos de lado esto. El quid de la cuestión está en lo que vino después.
El día lunes, lo primero que atiné hacer fue preguntarle a mis compañeros de trabajo si habían sido testigos de semejante acontecimiento y qué opinión les merecía ello.
Indagué primordialmente por si el evento había influido en la toma de su decisión de voto; así sea afirmándola o cambiando rotundamente la que ya traían en sus mentes.
En pocas palabras, si de algo les había servido escuchar las distintas propuestas para apostar finalmente por uno de los postulantes el 28 de junio.
La respuesta que obtuve de aquellos con los que dialogué fue para mí una sorpresa: ninguno consideraba votar al mejor, sino al “menos peor”.
Sí, aunque suene extraño, y hasta roce lo vulgar, al que menos les disgustaba.
Agradecida estoy de vivir en democracia. Y que este tipo de eventos, como el debate, tengan lugar en nuestra sociedad. Sin dudas, para extraer alguna que otra idea en claro son útiles.
No obstante es preciso reparar en un aspecto de suma relevancia: la poca credibilidad que inspiran nuestros políticos.
¿Qué sucede aquí? El nivel de decepción es cada vez mayor, y la esperanza de salvación se hace trizas. Las promesas quedan suspendidas en el aire hasta que un ventarrón se las lleva, casi sin dejar huellas.
Qué triste vivir así. En un sistema Republicano y Federal en el que los funcionarios y gobernantes no nos representan como pueblo, y mucho menos, como es su deber hacerlo.
¿Cuánto tiempo más podremos elegir de acuerdo a la doctrina del mal menor? Me pregunto yo: ¿Y los candidatos no sienten remordimiento, culpa, vergüenza o algo parecido por no estar ni cerca de los intereses de los ciudadanos? Parece que no.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

1 comentario:

  1. Yo no vi el debate, no me interesaba hacerlo. Primero, porque sólo le limitaron durante toda la campaña -y lo iban a hacer de nuevo en esa oportunidad- a criticar al resto, sin hacer propuestas serias, ni mostrar una ideología. Por otro lado, no creo en ninguna promesa. Como mucho me sirven para tratar de intuir hacia donde va su ideología (no es lo mismo si alguien propone acabar con la inseguridad sacando más policías a la calle, que si otro promete despenalizar el aborto). No sabía a quien votar, y no iba a decidirlo a raíz del debate; probé descartando los que menos me gustaban y me quedé sin opciones.

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