Desde el año pasado, los alumnos de los grados más altos vienen haciendo la experiencia de ir a la escuela Pedro Giachino en jornada extendida. Esto implica que los alumnos de la tarde ingresan antes de su horario habitual y los de la mañana se quedan un tiempo extra.
Alejandra Fernández es una de las docentes que se encarga de coordinar ese espacio y es la encargada de llevar las ciencias al aula. La escuela buscó el auxilio de la empresa José Guma S.A para poder montar un laboratorio en el que los chicos puedan experimentar con diferentes materiales. Paralelamente, la Cooperativa de Servicios Públicos les aportó el soporte formativo para que los alumnos puedan montar su propia cooperativa escolar a la que llamaron “Manos laboriosas”.
De esa experiencia, surgió que los alumnos de 4º, 5º, y 6º grado trabajen en la elaboración de sahumerios, velas, y jabones perfumados.
Tubos de ensayo, microscopios, parafina, mecheros, moldes, y esencias se van dando la mano en el laboratorio para que los chicos se den a la tarea de crear sus propias
“Considero que la ciencia es una materia especial donde tenemos que enseñarles a los chicos a partir del juego, de la diversión, y de las experiencias a poder transformarnos como personas. Para mí, la ciencia es muy importante para poder trasformar a la persona y a partir de esto descubrir valores”, señaló Fernández.
El proyecto se llama “transformando la materia, transformamos nuestros corazones” y sirvió para poder modificar algunas actitudes negativas en acciones proactivas.
“Es un proceso bastante lento, aunque hay importantísimos logros en lo que es actitudinal porque los chicos formaron una cooperativa escolar. Esto significa que tienen muy en claro lo que es el trabajo compartido, del esfuerzo compartido, y de la responsabilidad”, añadió la docente.
“Lo más difícil de ser el presidente de la cooperativa es que te ponen siempre a hablar”, se sinceró Lautaro ante la risa de sus compañeros.
Otra de las alumnas, Fiorela Astudillo, de sexto “B”, contó cómo fue hacer la experiencia: “Es la primera vez que hacemos esto y me pareció una experiencia hermosa porque trabajamos en grupo, compartimos mucho, y nos conocemos mejor. Es lindo hacer sahumerios, velas, y jabones”.
Aldana Videla, también de sexto grado, aportó: “Nunca había trabajado en un laboratorio, pero creo que todo fue muy lindo porque pudimos trabajar con tubos de ensayo, esencias, y colorantes”.
Melina Angulo, alumna de quinto grado, trabajó en la elaboración de velas y es capaz de hacer un relato completo sobre cómo se produce una de ellas. Todavía recuerda cómo fue la primera vela que hizo: “Hice una redondita y de un solo color, un rojo, y en mi casa me dijeron que estaba linda y que tenía rico olor”.
Otro aporte sumó Melisa Castro, de quinto grado: “Me hizo pensar que más adelante podría dedicarme a trabajar en algo parecido. Es re lindo hacer velas, aprendés mucho, y para nosotros fue fácil trabajar en grupo”.
La experiencia de la escuela Giachino sirvió para testear los resultados que puede arrojar la jornada extendida cuando se logra que los alumnos trabajen y se diviertan al mismo tiempo. Pero también nos enseña sobre lo que puede el trabajo en grupo cuando son los propios alumnos quienes entienden que trabajar en equipo genera mejores resultados.
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