Como parte de una acción de Responsabilidad Social Empresaria, bodega La Caroyense promovió la llegada de especialistas de la Confederación de Consultores de Empresas Familiares (COCEF) para disertar sobre empresas familiares en el auditorio de la bodega.
El COCEF integra el consejo consultivo del Instituto Profesional de Empresas Familiares y muchos de sus integrantes se desempeñan como docentes en la UE 21 y como disertantes de cursos de capacitación y sensibilización a lo largo de todo el país.
Argos Rodríguez Machado (Contador Público y Licenciado en Administración), Cristina González Unzueta (Abogada), y Claudia Martínez (Lic. en Filosofía), integrantes del COCEF fueron los encargados el pasado miércoles por la noche de disertar sobre el tema “Cómo sostener el crecimiento de la empresa integrando a las futuras generaciones” ante un interesante auditorio. Antes de la charla, se prestaron para un diálogo con Primer Día.
Si uno piensa cómo se distribuyeron las tierras en esta zona desde Nicolás Avellaneda, fue precisamente pensado para que se explote familiarmente
ARM: Somos un grupo humano realmente preocupado por el futuro empresarial pero enfocado en la problemática familiar que surgió en la Universidad Siglo 21 donde nos conocimos y empezamos a andar este camino. El título de la charla invita a que entre todos encontremos el mecanismo para ratificar la vigencia de la empresa como unidad productiva y en donde la familia tenga también su identidad. Y que se pueda, a través de las generaciones, rescatar a la familia, rescatar a las generaciones, y darles un medio de vida.
¿Tenían conocimiento sobre cómo es la zona, como son sus tradiciones y costumbres?
CGU: Hemos y estamos protocolizando empresas en la zona y hemos hecho sido varias consultorías. La idiosincracia del lugar no nos es ajena. Vemos que hay necesidad de que las futuras generaciones se puedan interesar en la continuidad de la empresa. Y no es algo que vemos solamente aquí sino que se repite en muchas empresas familiares. Conocer el lugar es importante porque podemos saber cuáles son los rubros y los mercados que más se están manejando, y cómo es el tipo de familia. Con la experiencia que hemos tenido en las empresas de la zona, vimos que las familias enseguida te abren el corazón. Cuando eso pasa, dentro o fuera de la empresa, se genera otro espacio de diálogo. A veces, en el ámbito privado ese espacio no se puede generar, simplemente porque no se le da una oportunidad.
Pienso que cuando hablan de crecimiento no se refieren únicamente a lo económico
CM: Una clave y, de hecho, un paradigma y cimiento de nosotros como consultores de empresas familiares es reconocer que cuando trabajás con un grupo familiar empresario hay un doble objetivo irrenunciable y en el mismo nivel: uno es la armonía familiar y el otro es la rentabilidad de la empresa. Sin uno o el otro, o entrás en crisis familiar o entrás en crisis empresaria y, luego, en crisis mutua. Allí está la clave de estos espacios de conversación donde muchas veces la gestión no se lleva adelante sanamente porque nunca hubo conversaciones de padres e hijos y de proyectos familiares explicitados. O hay disonancias de proyecto familiar que impiden el desarrollo de la empresa. Muchas veces, dada la idiosincracia familiar donde hay muchos mandatos, por ejemplo, que el hijo mayor debe ser quien suceda. Abriendo estas conversaciones, también están las necesidades propias de cada individuo de ubicarse y encontrarse en el proyecto familiar. Hacer una sana distinción entre ser dueño y ser gestor o gerente, también abre oportunidades por encontrarte vos vinculado con este proyecto familiar que a lo mejor no es gestionarlo. Si no hay crecimiento de la empresa y de la familia, se corre serio peligro.
Por lo que plantean ¿deben ser un equipo interdisciplinario?
ARM: Por mi origen, mi vocación y mi trabajo, mi área es la parte dura de las ciencias económicas. Si venía solo a dar una charla, iba a ser un poco limitante. Entonces, para salvar eso traje a “las chicas” porque saben y pueden dar una visión distinta a la mía. La concepción de nuestro trabajo es multidiciplinaria e interdisciplinaria. Adicionalmente a lo que planteaban sobre armonía y rentabilidad, hay que decir que la rentabilidad no es todo. Tan importante como eso es plantear en serio un objetivo común porque una empresa familiar no es solamente lo que sucede ahora sino que puede abarcar a varias generaciones y ser un sustento real. Entonces, hay que pensar un poco más. La idea de armonía y rentabilidad hay que incorporarla al lenguaje empresarial más allá de los números. Ésa es un poco la visión que queremos trasmitir.
Cuando las cosas son difíciles, ¿recomiendan que alguna empresa familiar desista?
ARM: Es difícil porque hay una sumatoria de técnicas y hay cosas que están por encima de la discusión diaria. El objetivo común es la identidad como familia a la que no se puede renunciar. Por más que te pelees todos los días, tenés un origen común. La idea también es plantear un destino común que lo vas a tener y cómo vas a llegar a ese punto. Discutir es sano si lo que está en juego es un espacio compartido que se puede acrecentar, aunque también vale la opción de escindirse.
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