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La Asociación Gerontológica de Jesús María celebró 15 años trabajando por los abuelos

Antes de que cambiáramos de siglo, surgió esta organización que volvió a motorizar las ganas de hacer de muchos mayores que se pusieron a trabajar para los más necesitados.

Un 2 de septiembre, pero de hace 15 años, un grupo de personas mayores (la mayoría jubiladas) se reunieron en la biblioteca popular Sarmiento y le dieron forma a la Asociación Gerontológica de Jesús María.
El puntapié lo había dado el médico Carlos Hugo Farías que trabajaba en el municipio de Jesús María y tenía en sus manos un relevamiento que señalaba que había más de 250 adultos mayores en la ciudad con dificultades para subsistir.
Farías decidió convocar a un grupo de personas para ver si juntos podían comenzar a trabajar para tratar de resolver esas enormes carencias de algunos pares.
Al principio, comenzó con la intención de que sirviera para hacer educación para la salud, pero terminó siendo mucho más que eso.
Norma Casali de Lépore, Chela Patat y Carlos Hugo Farías recibieron a Semanario Primer Día esta semana para hacer un balance sobre estos primeros quince años de labor fecunda y que celebraron durante el fin de semana con un encuentro.
“Todavía tengo guardado un listado que nos facilitó en aquel entonces la Municipalidad en la que aparecían las personas que realmente eras carecientes de toda carencia, que no tenían absolutamente nada. Recuerdo que nos dividimos por grupos y comenzarmos a visitarlos en sus domicilios para ver cuál era la situación en que estaban. Ahí fue donde nació el voluntariado donde me quedé”, explica Chela sobre los comienzos.
Y en ese entonces pusieron una regla no escrita que se mantiene hasta nuestros días: la Asociación no tiene ninguna connotación política ni religiosa para evitar problemas entre los integrantes.
“Eso -aclara Hugo- es lo que nos ha mantenido juntos estos 15 años porque la idea era que trabajemos todos por lo mismo para ver qué podíamos hacer por nosotros y para las personas a las que estábamos decididos a ayudar”.
Embarcados en la loable misión de hacer algo por los demás, surgió la iniciativa de realizar jornadas solidarias en las esquinas céntricas de Jesús María y convocando a los colegios secundarios para que les ayuden. Las Cuatro Esquinas de la Solidaridad fueron un éxito tremendo y les ayudó a poder armar los bolsones con alimentos y los bolsones higiénicos para entregar a los casi 80 adultos mayores que siguen recibiendo la asistencia de la Asociación Gerontológica.
“La idea nuestra siempre fue tratar de recuperar el rol del anciano en la familia y en la sociedad. Porque yo me jubilé del trabajo, pero no de la vida. Somos seres humanos que pensamos, sentimos, y que necesitamos hacer algo. Dios nos ha bendecido con esto porque venimos a la vida para tener una misión y con esto lo estamnos cumpliendo”, añade Farías.
Norma se entusiasma hablando sobre el funcionamiento de la Asociación: “Hemos montado una organización donde se trabaja con una responsabilidad muy grande. Cada una abarca un área donde más se siente cómoda y cada una asume un papel que le gusta y que lo sabe hacer en la vida. Siempre pregonamos que no debemos buscar una silla para sentarnos y que debemos reconocer que somos todos adultos mayores que estamos trabajando por esos otros adultos mayores que nada tienen. Ninguno es joven de nosotros, pero tenemos la fuerza para trabajar en esto”.
Muchas veces, en la Asociación se sienten impactados por algunos casos donde hay abuelos o abuelas que no tienen nada de nada. No resulta fácil encontrarse con un abuelo que pasa frío, pasa hambre, y tiene una vivienda tan precaria que a duras penas se mantiene en pie.
Las anécdotas se van sucediendo una detrás de otra porque les ha pasado de todo en estos 15 años. Desde haber recibido importantes premios como el Córdoba Solidaria del gobierno de Córdoba o el Pío León del municipio de Jesús María. La predisposición de empresas e instituciones para diagramar eventos a beneficio de la Asociación. O el haber encontrado donantes anónimos, gente que hace aportes importantes, pero sin revelar su identidad. Hasta el caso de personas que tienen lo justo, pero donan de lo que les falta para que les llegue a otros.
“Hemos aprendido muchísmo con esto. Más allá de que hemos podido ayudar a la gente, hemos recibido mucho, sobre todo logramos que la gente nos crea que eso no tiene precio. Que todo el mundo nos de aunque no nos conozcan”, señala con orgullo Hugo.
La experiencia hizo que se replicaran modelos afines en Villa del Totoral, en Las Peñas, en Berrotarán, en Carlos Paz, siempre contando con la valiosa experiencia que se gestó acá, en Jesús María.
“Si descubrimos un niño de-samparado, abandonado, nos da escalofríos, pero ¿qué pasa cuando encontramos un anciano en la misma situación?”, se pregunta Norma tras reconocer que en todos estos años se han ido preparando para vivir la edad madura en plenitud, sintiéndose útiles y ayudando a los que menos tienen. ¡Un ejemplo!
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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