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El Comedor El Gaby entregó útiles que les cedió La Casa de Matías

En Jesús María se dio un enroque de solidaridad. La Casa de Matías decidió ceder parte de los útiles escolares que habían recibido con motivo del inicio del ciclo lectivo 2012. Un ejemplo de cooperación entre quienes trabajan por los que menos tienen.

Sergio Luna y Alicia, su mujer, convocaron a los 70 niños que concurren a la Copa de Leche un rato antes en la tarde del miércoles. El objetivo era entregar mochilas y útiles escolares a los pequeños y pequeñas que concurren al Comedor El Gaby.
Pero lo más curioso fue que el material que se entregó esta semana provenía de una institución afín, La Casa de Matías, junto a quien vienen protagonizando actos de camaradería.
Roxana Rodríguez pidió a este semanario que dejara bien en claro lo que hicieron: “No queremos que nadie piense que dimos de lo que nos sobraba porque, tratándose de utiles escolares, nunca sobra porque hay que irlos reponiendo durante todo el año. Lo que hicimos fue compartir parte de lo que recibimos este año porque la gente fue muy generosa con nosotros y nos acercaron mucho material”.
Así lo entendió también Sergio Luna que agradeció el gestó y reconoció la ayuda. Por otra parte, de la empresa Arcor el Comedor El Gaby recibió 50 mochilas de primera calidad con muchos cuadernos y útiles también, pero a ese lote decidieron no repartirlo y iniciar un trabajo mancomunado con la escuela Suboficial Principal Ramón Acosta para que sean las maestras las que vayan señalando las necesidades de los alumnos. Entonces, el Comedor se quedará con un stock para poder seguir colaborando con los niños de Sierras y Parques a lo largo del año.
“Este año decidimos trabajar directamente con las maestras para que nos vayan diciendo quién necesita y qué cosa. También nosotros tenemos una forma de saber las necesidades porque nuestra hija concurre también a ese colegio”, señaló Luna.
Por cierto que no es la primera vez que se entregan útiles  al inicio de clases, como aclaróLuna: “Esto es algo que hacemos todos los años desde hace cinco o seis, gracias a gente y empresas que nos acerca material”.
La decisión de mantener un stock tiene que ver con la realidad del barrio. Hay tanta necesidad que si una familia recibe dos mochilas por un hijo, termina vendiendo una.
Durante la entrega de los útiles, una mamá mostraba su satisfacción porque podrá enviar a sus hijos a un colegio en Jesús María a través del boleto educativo gratuito. Los chicos descienden cerca de los tribunales y caminan unas siete cuadras hasta la escuela Pedro Giachino. ¿El problema? La falta de documento y el costo que tiene tramitar uno nuevo, aunque su valor no excede los 35 pesos.
Casos como estos se repiten a lo largo y ancho del populoso Sierras y Parques. En esa difícil realidad decidieron trabajar los Luna que llegaron allí con el sueño de armar un centro vecinal y terminaron abriendo un comedor.
Diferente es el caso de La Casa de Matías ya que está mucho más cerca de los colegios del centro y casi ninguno precisa tomar un colectivo para ir a estudiar.
Los une a ambos la vocación a hacer algo por otros, pero no cualquier otro sino los más pequeños, de los que se espera un futuro distinto.
Y lo que acaban de hacer es un enorme gesto: compartir en lo poco como si fuera mucho. Ojalá que ejemplos como estos ganen páginas en los diarios, en las radios, y en la televisión. Porque animan, porque invitan a empujar esta locura colectiva de ser un mejor país con la mejor gente.

Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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