Roberto Omar Centeno tenía 28 años y dos hijos. Era oriundo de Salta, y cumplía funciones en el partido de Tres de Febrero custodiando el asentamiento conocido como Fuerte Apache. Allí realizaban redadas, cacheos y vigilaban los accesos al barrio a través de una serie de puestos de control.
Desde una distancia de 40 o 50 metros alguien apuntó con un arma de fuego a la garita donde montaba guardia el cabo de Gendarmería Nacional. Fue un disparo artero con un arma 9 milímetros que le impacto cerca del oído. Corrían los últimos días de 2008.
En Jesús María, vivía en ese entonces la mamá de Centeno, Irene Gómez, afincada entre barrio Latinoamérica y Güemes. Y recibió la noticia sobre la muerte de su hijo. En Salta, estaba la esposa del gendarme con sus dos hijos, uno de ellos de apenas un par de meses de edad.
“Es algo común que tiroteen puestos o móviles de la comisaría. Es un hobby de los delincuentes disparar contra las garitas de Gendarmería. Desde que estoy acá, hace un año y tres meses, es el segundo ataque que veo. Acá la vida no vale nada y en un 90 por ciento estamos rodeados por delincuentes”, dijo en aquellos convulsionados días el subteniente de la comisaría sexta de la policía Bonaerense, Tamil Mamu.
En el lugar donde murió Centeno, sus compañeros erigieron un altar. Ellos contaron que tenía puesto el chaleco antibalas pero que se había quedado dormido, razón por la cual es probable que no fuera consciente de lo sucedido.
Casi en paralelo al asesinato, se montó un importante operativo rastrillaje dentro de Fuerte Apache que realizaron efectivos de Gendarmería y de la policía bonaerense, bajo las órdenes del fiscal de turno de San Martín, Rubén Moreno, pero el resultado fue negativo. Durante el rastrillaje se secuestraron varias armas de fuego de grueso calibres y drogas.
Dos mil efectivos de Jesús María lo despidieron en Jesús María para luego, ser despedido por sus familiares en la sala velatoria de Brandalisi. Sus restos fueron depositados en un nicho del Panteón de Gendarmería del Cementerio de Jesús María.
Al cumplirse el tercer aniversario de su fallecimiento, la escuela de Suboficiales de Gendarmería Nacional decidió realizar una formación conmemorativa, encabezada por el director de la institución de formación castrense, comandante Mayor Osvaldo Rubén Torres. Este solemne recuerdo formó parte también de la celebración del Día de los Muertos por la Patria y en Actos del Servicio y participaron las hermanas del cabo Centeno, Rossana y Claudia, y la mamá del gendarme, Irene Gómez.
En la emotiva ceremonia, se realizó el toque de silencio y el retiro de la bandera de ceremonias. A tres años del asesinato, sigue sin resolver la causa, no hay personas detenidas ni pistas sobre el o los autores materiales del hecho.
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