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Despido y reincorporación dieron lugar a un paro y posterior suspensión de la huelga

La finalización de tres contratos en Jesús María motivó el inicio de una medida de fuerza que concluyó cuando el municipio decidió reincorporar a los cesanteados. En apariencia, hubo un mal manejo del área de Recursos Humanos.


Una nueva refriega tuvo lugar durante la semana entre los trabajadores municipales y las autoridades, a raíz de la decisión del Ejecutivo de no renovar los contratos de tres trabajadores.
Para colmo, la discusión comenzó en momentos en que el intendente Marcelino Gatica se encontraba de viaje en Buenos Aires y los mediadores explicaban que no tenían poder de decisión hasta el regreso de la máxima autoridad de la ciudad.
Pese a ello, una asamblea que tuvo lugar en la sede del Sindicato de Trabajadores Municipales (STM) de la calle Aníbal Viale volvió a paralizar la ciudad, aunque con un cambio de metodología respecto de la anterior oportunidad.
Esta vez, los trabajadores decidieron pasar la noche del martes en la puerta del Obrador Municipal y compartir mate cocido y algo de comida durante la mañana y el mediodía del miércoles. También decidieron acoplarse a la medida de fuerza los trabajadores alineados con ATE y sumaban algunos cientos en la puerta del obrador.
Aunque señalaron que el intendente Gatica volvía en la mañana del jueves, finalmente pudo acomodar su regreso y mantener una reunión en la misma noche del miércoles que concluyó con la decisión del Ejecutivo de dar marcha atrás y renovar el contrato de los trabajadores cesanteados.
Vale destacar que fueron cuatro, en realidad, los contratos que se cayeron pero sobre uno de ellos los propios compañeros señalaron que estaba bien dado de baja, aunque no el resto.

Los testimonios
Hugo Javier Ferreyra se venía desempeñando desde hacía cuatro años en espacios verdes realizando tareas de poda, desmalezamiento, mantenimiento de plazas, y se mostró sorprendido cuando le dijeron que no le renovaban el contrato, particularmente porque aseguró que tenía un legajo impecable. El trabajador es casado, tiene un hijo de un año y cinco meses que tiene problemas de piel que implica la compra de unas cremas que salen 95 pesos, además de unos jabones y shampoo especial, y que venía sosteniendo con su salario de 1446 pesos de bolsillo como le mostró a este semanario.
Ni una falta sin aviso, ni una llegada tarde, solamente faltas con carpeta médica. Por eso, Ferreyra se mostró molesto con la situación que lo puso en zozobra antes de que lo reincorporaran: “Siempre agaché la cabeza, donde me mandaban iba, porque sabía que tenía un hijo que atender. Con más razón, tuve que agachar más la cabeza y seguir laburando poniéndole el pecho para poder tener a mi hijo lo mejor posible”.
El otro caso fue el de Carlos Emiliano Piña, quien llevaba un año y ocho meses en obras públicas en las obras de bacheo y cordón cuneta y tampoco había recibido explicaciones por la caída de su contrato. Aseguró que no tenía llamadas de atención por indisciplina y que su legajo solo contenía faltas por enfermedad con certificado médico. Vive con su madre, la pareja de su pareja y una hermanita y lo que cobraba lo aportaba a la familia para el pago de los servicios y para los alimentos. 1500 pesos de bolsillo cobraba Piña.
Obviamente, no hubo una razón económica para darles de baja a sus contratos. En conversaciones informales, el gremio recibió información respecto de que se había tratado de un error del área de Recursos Humanos.
Los funcionarios que asumirán en diciembre vienen opinando que se trata de medidas inoportunas las que realiza al gremio, especialmente cuando queda tan poco tiempo para el traspaso de mando. Pero tal vez por eso es que las medidas se toman: adelantando posiciones.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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