Periodistas, a las cosas
Acostumbrados como estamos los comunicadores a la frenética marcha que imponen los medios de las grandes ciudades, conviene frenarse a reflexionar sobre nuestro accionar frente a determinadas noticias.
La Dra. Elsa Lidia Galera, jueza del Quinto Juzgado De Familia de Mendoza, con fecha 9 de mayo, emitió una resolución para hacer saber a los medios de comunicación radiales, televisivos, y escritos, tanto locales como nacionales, que deben abstenerse de entrevistar a las personas involucradas en el caso del hombre de 67 años que violó a una hija desde que tenía 8 años.
La resolución obliga a los medios a abstenerse de difundir nombres, domicilios o cualquier dato del grupo familiar que los identifique como fotografías de la casa, de personas allegadas y de datos del barrio que puedan servir para la individualización de los mismos.
A los efectos de cumplimentar lo ordenado, la jueza pidió a los medios que se abstengan de permanecer o transitar cerca del domicilio en el que residen los niños involucrados en la problemática.
La abuela materna de la víctima realizó un llamado telefónico a la jueza Galera, en el que dio cuenta del asedio periodístico incesante, por medio del cual periodistas de diversos medios intentan tener noticias respecto de los últimos hechos acontecidos. La familia decidió franquear el acceso al domicilio, pero le explicaron a la magistrada que necesitan continuar con las actividades normal.
El acoso está dirigido, fundamentalmente, hacia la víctima principal, a quien reclaman entrevistarla. A raíz del acoso, no pueden salir y sienten angustia. Por ese motivo, solicitaron que se arbitren los medios para que puedan continuar con su vida cotidiana.
El artículo 29 del Pacto de San José de Costa Rica, en concordancia con el art. 41 de la Constitución Nacional, prohíbe en todo el territorio nacional la difusión o publicación por cualquier medio, de sucesos referentes a menores de 18 años que se encuentren, entre otros supuestos, en peligro moral o material, a efectos de evitar que el menor pueda ser identificado.
¿Qué pasó con los periodistas que parecen haberse olvidado de la importancia de preservar a las víctimas?
¿Qué pasó con los periodistas que ejercen su profesión fuera del marco legal que los limita?
La Justicia para con el violador vendrá, seguramente, de alguna Cámara Penal y la pena será mayúscula si se considera que dicho abuso sexual está agravado por el vínculo padre-hija.
Habrá que ponerse a repasar el capítulo “deberes” antes de ejercer la profesión de periodista, si es que aspiramos a que la comunidad siga teniendo en alta estima nuestro servicio.
Autoimponerse límites nada tiene que ver con restringir la libertad de expresión. Antes que eso, supone seriedad, responsabilidad, y credibilidad ante el televidente, el oyente, o el lector.
Las víctimas de hechos aberrantes tienen que gozar del derecho a la intimidad. Ya es todo un “karma” superar el abuso sexual como para que encima les estemos insistiendo para que ofrezcan testimonio sobre algo que, seguramente, prefieren olvidar.
No es más que una reflexión, después de tanto atropello a la privacidad.
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