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Entre experiencia y juventud

Dentro del marco del programa FORMARE, la empresa MWM International Engines logró el compromiso de jóvenes para con los abuelitos del Geriátrico Municipal de Jesús María. Y publicaron las experiencias bajo el nombre de “Puentes de vida”.

A la Lic. Cecilia Flores, responsable de prensa de la empresa MWM International Engines, le encargaron la tarea de elaborar un proyecto para los alumnos del programa FORMARE y que se encuadre dentro de la política de responsabilidad social que lleva adelante la empresa desde hace muchos años.
De modo que, entre las necesidades detectadas entre los jóvenes educandos y las necesidades comunitarias, apareció la cuestión de la Tercera Edad y el trabajo que el municipio realiza en barrio Florida Norte.
Y así, la promoción pasada de FORMARE comenzó a visitar el Complejo para la Tercera Edad, recopilando historias a través de técnicas de rescate de la memoria oral y que fueron publicadas bajo el nombre de Puentes de Vida.
En la redacción de los relatos, contaron con la inestimable colaboración de Elsa Venchiarutti, escritora local y miembro del Grupo de Rescate Histórico Guanusacate.
La intención de Primer Día es reproducir esas historias en varias ediciones para que los lectores conozcan sobre la feliz iniciativa que acercó a jóvenes con personas mayores.

La historia de Abel Quinteros
Si de opinar acerca de los piropos de los varones hacia las mujeres, se trata, tenemos uno que nos sorprendió y nos dejó pensando por lo rebuscado, poético, culto y delicado, que dejaba traslucir que en la época pasada, el varón se dirigía a la mujer con suma cortesía. Aquí va el motivo de nuestro asombro: “SI LA BELLEZA FUERA TIEMPO, USTED SERÍA LA ETERNIDAD”
Piropo que, según Abel, homenajeaba a las jóvenes que caminaban recorriendo “La vuelta del perro”. Así denominaban a las salidas de los días domingos por la tarde en la Plaza San Martín de Jesús María.
Los varones se apostaban en las orillas, apoyados en los ligustros que bordeaban el contorno y las mujeres recorrían el paseo caminando, coqueteando, luciendo sus mejores vestimentas.
El piropo y el relato son autoría de Abel Quinteros, quien frecuenta el Hogar de Día Municipal y nos dice que tiene 75 años, que nació el 6 de abril de 1933 en Jesús María. Fue ocho años a la escuela, pero se considera autodidacta, porque nunca terminaba el período escolar como una consecuencia de acompañar a su padre a trabajar. Durante su época de estudio, fue alumno de la escuela Francisco Ortiz de Ocampo y de la Escuela Nacional, y recuerda que fueron sus maestras, la Srta Bula y la Sra María Esperanza de Biondi. Su madre falleció y desde muy niño trabajó con su padre en las canteras de Deán Funes; cortaban la piedra gris con manchas negras, para usarla en cercos y muros. A los 15 años ya era militante activo del radicalismo, coincidiendo esa etapa con el uso de los primeros pantalones largos que era todo un acontecimiento.
En la etapa de su adolescencia, cuando toda la construcción de la periferia del pueblo eran ranchos y el monte virgen llegaba hasta la calle España y también por donde actualmente se encuentra ubicado el barrio Güemes, Abel salía por la mañana muy temprano con sus hermanos y amigos llevando atada a su cintura una bolsa de tela y en su interior: pan, fiambre y chipaca para el alimento. Iban a cazar perdices y martinetas. Cumplió con el servicio militar obligatorio durante 4 meses en el Regimiento 4 de comunicaciones de Córdoba. A los 20 años, conoció en un velatorio en Villa de María de Río Seco a la que fue su esposa. Noviaron 2 años y se casaron por civil. Lo curioso de la historia fue que en el velatorio, en la rueda del mate, que ella cebaba, siempre que a él le tocaba la bombilla ésta se encontraba tapada. “Fue una premonición”, dijo, y ahí comenzó la primera conversación que finalizó en casamiento.
Tuvieron 7 hijos,18 nietos y 7 bisnietos y él todavía se considera el jefe de la tribu. Y continuando con palabras textuales dijo: “... Rescato los tiempos de antes por el respeto a los mayores, al que atacaba al padre lo marginaban, no se fumaba en su presencia... Recuerdo al pasado con devoción, pero admiro la evolución que tuvo el mundo. Trajo mucho adelanto, humanizó el trabajo. Algo malo es la existencia de la droga, antes sólo existía el vino y era puro de uva...”

Historia de José Cardozo
Muy cordialmente se apresta para la entrevista y después de sentarse mirando hacia todos lados dice:”aquí me faltan soldados”. Llama la atención su expresión y con el énfasis con que la pronuncia, pero a continuación aclara, que como se supone que es el más sano y activo, cuando alguno de los otros recluidos, a quienes él cariñosamente denomina “mis soldados”, necesita que le hagan alguna compra fuera del Hogar, es él quien con premura acude a realizarla. Acaba de llegar de la calle cumpliendo con un mandado. Es un hombre de físico y de aspecto relativamente joven. Acusa tener 64 años y haber nacido en Merlo, provincia de Buenos Aires. Parece no querer recordar su infancia, pero asegura haber finalizado la escuela primaria y se jacta de haber tenido a lo largo de su vida, muy buenos trabajos.
Uno de ellos fue en el Mercado de Hacienda de Liniers, como acompañante de camionero en el transporte de animales y luego, se quedó sin trabajo justamente en Jesús María.
Formó pareja con una señora viuda y fue padre de 2 hijos: una mujer y un varón que hoy son dos personas adultas. (Continuará...)
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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