
15 meses le llevó al Laboratorio de Embriología Molecular del Conicet-UBA (Facultad de Medicina) investigar los efectos altamente nocivos en embriones del herbicida conocido como Round-up
El Dr. Andrés Carrasco, profesor de embriología, investigador principal del Conicet y director del Laboratorio de Embriología, fue el encargado de difundir la información que derribó el argumento sobre la supuesta “inocuidad” del glifosato.
Distintos medios de comunicación del país le dedicaron espacio al informe que dio a conocer el Laboratorio de Embriología Molecular del Conicet y cuyas conclusiones resultan abrumadoras.
La investigación se realizó utilizando embriones anfibios a los que se les aplicaron dosis hasta 1500 veces inferiores a las utilizadas en las fumigaciones de oleaginosas, y se comprobó que hay una lista de efectos no deseados, por ejemplo, trastornos intestinales y cardíacos, y malformaciones y alteraciones neuronales.
El informe subraya que concentraciones ínfimas de glifosato, respecto de las usadas en agricultura, son capaces de producir efectos negativos en la morfología del embrión. A la vez, se sugiriere la posibilidad de que se estén interfiriendo mecanismos normales de desarrollo embrionario.
Otro aspecto sobre el que se hace hincapié en la investigación es en la urgencia de limitar el uso del agrotóxico para investigar otras consecuencias a largo plazo.
“Los embriones fueron incubados por inmersión en diluciones con un mililitro de herbicida en 5000 de solución de cultivo embrionario, que representan cantidades de glifosato entre 50 y 1540 veces inferiores a las usadas en los campos con soja. Se produjo disminución de tamaño embrionario, serias alteraciones cefálicas con reducción de ojos y oído, alteraciones en la diferenciación neuronal temprana con pérdida de células neuronales primarias”, concluye la investigación.
Además de inmersión en solución salina, se utilizó el método de inyección de glifosato en células embrionarias que, en ambos casos, y en concentraciones variables, dieron resultados contundentes.
Alarmante
“Disminución del largo del embrión, alteraciones que sugieren defectos en la formación del eje embrionario. Alteración del tamaño de la cabeza con compromiso en la formación del cerebro y reducción de ojos y de la zona del sistema auditivo, que podrían indicar causas de malformaciones y deficiencias en la etapa adulta”, continúa el informe.
La enumeración de efectos se refiere también a daños neurológicos graves: “(Se comprobaron) Alteraciones en los mecanismos de formación de neuronas tempranas, por una disminución de neuronas primarias comprometiendo el correcto desarrollo del cerebro, compatibles con alteraciones con el cierre normal del tubo neural u otras deficiencias del sistema nervioso”.
Igual de devastadores fueron los resultados cuando los embriones fueron inyectados con dosis de glifosato muy diluido (hasta 300.000 veces inferiores a las utilizadas en las fumigaciones).
“Malformaciones intestinales y malformaciones cardíacas. Alteraciones en la formación y/o especificación de la cresta neural. Alteraciones en la formación de los cartílagos y huesos de cráneo y cara, compatible con un incremento de la muerte celular programada”, sentencia la investigación.
Traducido en términos vulgares, el glifosato afecta un conjunto de células que tienen como función la formación de los cartílagos y luego huesos de la cara.
“Cualquier alteración de forma por fallas de división celular o de muerte celular programada conduce a malformaciones faciales serias”, señaló Carasco al diario Página 12.
Ya no hay especulaciones sino pruebas concretas sobre un herbicida de uso masivo que debería ser aplicado en las concentraciones que dice el marbete y cuidando de que estén dadas todas las condiciones para su aplicación. Ya no es tan inofensivo su uso.
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