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“Franchu” y César o la historia de los hermanos atletas que ya llevan corridas 23 maratones juntos


Fotografías Gentileza Quique Miretti
Los Stagnaro son un ejemplo de amor fraterno. Juntos vienen compartiendo distintas competencias desde 2009. Francisco lo hace desde una silla de ruedas que preparó especialmente César para poder competir.

La leyenda escrita en las ruedas de la silla con la que compite Francisco dice de un lado ‘él corre conmigo’ y del otro lado ‘yo corro con él’. Eso hizo poner César, hermano del “Franchu” o de “Osi”, para dejar en claro que son un equipo, un potentísimo equipo que lleva completadas 23 maratones, incluso algunas de 42 kilómetros, de 21 kilómetros, y de otras distancias.
Todo arrancó cuando César encontró en youtube la historia de un triatlonista, Dick Hoyt, que cumplió el sueño de competir en una durísima competencia que se llama Iron Man junto a su hijo, Rick Hoyt, quien padece una parálisis cerebral.
César le hizo ver el video a Francisco y le preguntó si quería que hicieran lo mismo juntos y la respuesta fue un sí rotundo.
De inmediato, se puso a diagramar y pergeñar cómo tendría que ser la silla con la que su hermano podría sumarse a la competencia.
Pasaron de un modelo rudimentario inicial con la que debutaron en la maratón ciudad de Jesús María, que organiza el club Pío León, en 2009, al nuevo modelo del que ya están fabricando otras unidades para personas que quieren compartir experiencias similares.
Y si Dick Hoyt fue apodado igual que la competencia Iron Man (Hombre de hierro), a César Stagnaro debieran decirle Iron Brother (Hermano de hierro) porque cultiva una relación de extremo afecto y compromiso con su hermano afectado por una discapacidad severa que le limita su movilidad y su capacidad de expresión oral. Pero César se niega a todo elogio. Para él, es amor y nada más.

Juntos a la par

Francisco está inquieto. Sabe que vienen a entrevistar al equipo y él quiere demostrar lo contento que está con lo de las carreras. Cuando el cronista de Primer Día llega, le lanza miradas a César con insistencia. César dirá que el lenguaje de Franchu está compuesto de miradas y de movimientos de cabeza y de las manos. Mirar hacia arriba quiere decir que sí. Y después de varias preguntas, César entiende que su hermano, Franchu u Osi, quiere mostrar los trofeos que vienen acumulando y que están en su dormitorio.
Y hasta allí vamos a ver una repisa repleta de trofeos de los que el equipo está contentísimo. A Francisco en la intimidad de su hogar le dicen Osi (suponemos que un apócope de Osito), y en la calle y en su facebook todo el mundo lo conoce como Franchu.
Pero volvamos al principio, al punto de partida: “Estaba comenzando a entrenarme para triatlones y me puse a googlear para saber quién era el mejor triatleta. Allí encontré el video del padre con el hijo (los Hoyt) y me dije ‘el chico es igual que el Fran’. Ahí, me dije ‘quiero correr con mi hermano y voy a correr con él’”.
César tomó la determinación de volverse a Jesús María -porque estaba viviendo en la ciudad de Córdoba- y aprovechó su natural ingenio para darle forma a la primera silla de competencia. Para eso, desarmó su bicicleta y utilizó caños reforzados para la estructura con lo que la primera silla era una especie de tanque Sherman pesadísima aunque funcionaba bastante bien. Tenía poca capacidad de maniobra, se rompía bastante seguido, y era muy pesada. No obstante, con esa silla corrieron unas diez competencias.
César tiene buen humor, tiene la sonrisa a flor de piel todo el tiempo, y le gasta bromas a su hermano todo el tiempo. Además, es ingenioso, se da maña para inventar, para construir. Y se nota que Franchu disfruta en su compañía.
“La primera carrera fue muy accidentada, improvisada, porque nos habíamos entrenado en el Parque Suizo y otros lugares, pero no nos manejábamos bien en el ambiente, no teníamos en claro cómo era. Por suerte, llegamos y lo hicimos bien. Hay un video de eso donde se nota la emoción que teníamos por haber llegado en nuestra primera carrera”, recuerda César sobre el debut de la dupla en la maratón ciudad de Jesús María, en 2009.
Desde aquel lejano debut, hicieron 22 carreras más y cosecharon una cantidad importante de premios. “A Franchu le encantan los premios, son su orgullo. Apenas viene alguien, quiere mostrárselos. Cada vez que gana uno, lo lleva a la terapia, lo va llevando a todos lados”, cuenta César.
Todo aquel que es padre sabe de lo que es capaz de hacer por un hijo, pero aquí lo valioso en esta historia es comprender lo que un hermano es capaz de hacer por otro. “Con Franchu somos más que hermanos, somos un equipo. No se me pasa por la cabeza pelearme con él”, resume César sobre ese vínculo.


Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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