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Editorial: A fin de cuentas, nada mal

En términos generales, el año se está terminando sin novedades tan estruendosas en materia de las administraciones locales. 

Por suerte, las previsiones agoreras respecto de que este año iba a ser crítico en materia económica se fueron diluyendo con el correr de los meses. Los municipios de nuestra región tuvieron un susto en los primeros meses del año cuando vieron recortados sus recursos por coparticipación, pero pasado el primer semestre la situación mejoró y la diferencia interanual en relación a 2011 es bastante superior.
El principal problema que enfrentaron las administraciones fue el corte de financiamiento del gobierno nacional para obras comprometidas en la región. Lo sufrió Sinsacate, lo sufrió Colonia Caroya. Jesús María no lo sufrió a ese corte, sencillamente, porque no tiene ni un expediente aprobado en Buenos Aires.
Por más que lo intentó, Gabriel Frizza no logró abrir las puertas del gobierno Nacional. Su par en Colonia Caroya, Luis Grión, logró que le aprueben varios expedientes, pero ninguno de ellos se puso en marcha efectivamente. Gustavo Ripelloni espera y confía, en cambio, que algunas de sus gestiones para Vicente Agüero salgan. Y Carlos Ciprián tiene una lectura muy negativa de lo que se viene en materia de asistencia por parte del gobierno central.
Nadie lo quiere decir en voz demasiado alta, pero todos coinciden en que la pelea entre Córdoba y la Nación trajo aparejado el cierre de grifos a los municipios, excepto a los declarados expresamente aliados del gobierno de CFK.
Tampoco les fue demasiado bien negociando con el gobierno de Córdoba, salvo Jesús María que cultivó la buena relación y se comportó como un gran afitrión en las dos visitas que José Manuel de la Sota realizó a la región.
Caroya no logra reanudar la excelente relación que cultivaron Schiaretti con Visintín y que devino en obras grandes para la ciudad. Por ahora, Caroya no recibió casi nada. A Sinsacate le pasa algo parecido. Con decir que la promesa de la nueva escuela pasó para el año próximo.
Estos tejes y manejes en los que no tienen ninguna injerencia los municipios, obligó a los administradores a replantear su plan de obras y a hacer caja para poder encarar obras y nuevos servicios con recursos propios.
Algunos más modestos, otros con más relevancia, cada uno de los jefes comunales locales pudo darse el lujo de inaugurar alguna obra a lo largo del año.
En los números, se avizora un panorama con un poco más de complejidad para Colonia Caroya, pero en líneas generales la mayoría concluye el año con saldo a favor y con los salarios y aguinaldos pagos en tiempo y forma.
Lejos de ingresar en pánico y de generar una retracción, nuestros intendentes se animaron a ponerle el pecho a la adversidad y encarar proyectos que vayan sacando de la lista del debe a las promesas de campaña que hicieron durante 2011. Por la salud de nuestras comunidades, ojalá que las peleas arriba no terminen en castigos para los que nada hicieron.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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