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ACES coronó los festejos de sus 20 años con caminata y fiesta


Un hermoso momento vivieron los integrantes de Adolescentes Contra el Sida (ACES) durante el primero de diciembre cuando convocaron a la comunidad a caminar las calles de Jesús María.

La consigna sigue siendo la misma desde hace 20 años: defender la vida. Y en esa lucha, cientos de jóvenes se involucraron a lo largo de estas dos décadas de trabajo.
Por eso, fue muy emotivo para la organización mezclar en una misma marcha a algunos de los ACES originales (que hace rato que dejaron atrás la adolescencia) con los nuevos integrantes. Algunos vinieron con sus parejes y sus hijos y cada uno fue recibiendo la remera conmemorativa de la organización con la que se iniciaría, cerca de las 19.30 del pasado sábado una Caminata por la Vida por las calles céntricas.
El paso de los “caminantes” fue acompañada por la murga de barrio Güemes y Latinoamérica, ondeando banderas, y portando el gigantesco lazo rojo que es símbolo de la lucha mundial contra el VIH-Sida.
Unas 700 personas participaron de la caminata, una multitud que se llegó hasta ahí para acompañar, sumar, dejar su huella. Es raro, pero es la primera vez que una multitud se reúne y no lo hace para protestar sino para proponer.
Momentos más tarde, se vivió un encuentro en el parador que Enrique Plaza les cedió a los ACES (con cena y bebidas incluida) en Sinsacate.
Hasta allí se llegaron importantes referentes de la lucha contra la enfermedad como Francisco Maglio, Ignacio Maglio, Hugo Roland, Miguel Díaz, y diversos profesionales de la salud del Hospital Rawson de la ciudad de Córdoba.
La recepción con sandwiches de salame de Colonia Caroya y, luego de sandwiches de carne a la bandeja dejaron satisfechos a quienes pudieron compartir la alegría por estos 20 años de historia de ACES.
Después, llegó el momento más emotivo: la entrega de los premios ACES 2012 donde hubo lágrimas, palabras agradecidas, reflexiones sobre la importancia del grupo para la comunidad, y la sensación de que todo lo que se hizo valió la pena.
Desde el pintor que a mano pintó 18 mil pines con el lazo sin cobrar un centavo por ello hasta la entrañable amiga portadora de HIV, todos y cada uno se sintió conmovido durante la entrega de los premios.
Y la cereza de la torta fue la entrega del premio ACES 2012 a Ignacio Aguirre por parte de sus “soldaditos de la vida”, pero esta vez sumando al reconocimiento a Marta, su esposa, y a Constanza, su hija. Porque sin querer queriendo fue la familia la que incorporó a su vida a los ACES, cediendo del tiempo de Nacho generosamente para que él pudiera contagiar a tantos adolescentes en la lucha contra la enfermedad y, especialmente, contra la discriminación. Tanta siembra, merecía semejante cosecha.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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